Hogar, dulce hogar. {Slaine}

-¡30 minutos para llegar a Skyblue Port, Khannos!- dijo una voz en los altavoces del barco, lo que provocó que Ezreal se despertara de golpe, como si el muchacho hubiese esperado aquel anuncio. El viaje ya estaba terminando, pronto volvería a estar en casa. Se sentó en la cama y comenzó a buscar a su compañera de viaje, a su fiel Togepi. Ezreal no había notado que Togepi estaba durmiendo al lado de cabeza, y al no verla por la habitación se preocupó.

-Tsk... Togepi- dijo en un tono de voz algo bajo. A pesar de que la mayoría ya estaban levantados, había otra persona en la otra cama de la pequeña habitación que estaba dormida. Miró en todas direcciones, pero no la encontraba. Fue entonces cuando escuchó unos pequeños suspiros al lado de su cuerpo. Era Togepi, quién seguía dormida y estaba roncado. Ezreal soltó una pequeña risa. Apoyó su mano derecha en la panza de Togepi, y comenzó a empujarla levemente.  -Togepi, despierta- susurró. Esta no quería levantarse por lo que le hacía caso omiso a su dueño. Fueron unos días bastante agotadores para Togepi: El barco la ponía un poco nerviosa, por lo que le dificultó bastante poder dormirse.  Además, como silenciosas, las habitaciones eran también muy oscuras por la noche. Por respeto a su compañero de habitación, Ezreal no podía dormir con las luces prendidas, y gracias esto Togepi sentía miedo y se pasaba la mayor parte de la noche en vela, haciendo guardia para que ninguno de los pocos Pokémons fantasmas que había en el barco se acercara. A Togepi le desagrada los fantasmas.

Al ver que su Pokémon seguía haciendole caso omiso, Ezreal opta por hacerle sacudidas un poco más fuerte. -¡Vamos, Togepi! Ya falta poco para llegar a casa. Además, si no te despiertas, no podré darte una baya-. Estas últimas palabras del muchacho hicieron que, como por arte de magia, Togepi se despertara. Fue tan rápido el movimiento del Pokémon, que a Ezreal lo sorprendió un poco. -Dudo que se ponga contenta cuando se entere de que no tengo ninguna baya- pensó Ezreal. Sonrió. Togepi simulaba estar feliz, pero Ezreal sabía que estaba algo malhumorada por despertarse temprano, además de que durmió muy poco. -Ven, vamos a afuera- le dijo el chico rubio, acariciándole la cabeza a su Pokémon.

Salió de la cama y caminó lentamente hacía su bolso. Ya había preparado todo la noche anterior, para así disfrutar del poco tiempo que le quedaba por la mañana. Estaba semidesnudo, y lo único que tenía puesto eran unos calzones blancos con corazones negros. A Togepi, quién había estado mirando a su dueño, le incomoda mucho ese tipo de situaciones, por lo que se dio la vuelta para mirar la pared. Abrió el bolso y sacó una musculosa blanca. A continuación, sacó un suéter gris con la imagen de un Bulbasaur bastante animado, con esos ojos grandes y brillosos. Por último, saco unos jeans ajustados negros, medias y botas negras. Cerró el bolso, lo colocó sobre la cama y tomó su sombrero estilo Fedora blanco del perchero que estaba en la puerta. -Vamos, nena- le dirigió a Togepi, agarrándola de los costados y llevándola a su pecho.

Una brisa bastante fresca les dio la bienvenida cuando pisaron el patio. Más a lo cerca que a lo lejos, se veía el puerto de Skyblue Port. Se podía escuchar algunos ruidos provenientes de ese sitio. Ezreal soltó una sonrisa. Un mes después, Ezreal había llegado a la región de Khannos desde Sinnoh. Por venir en barco, fue un viaje bastante rápido. Sus padres habían tratado de convencerlo de que viajar en avión era mucho más rápido (y de hecho, lo era, y él lo sabía), pero Ezreal quería viajar en barco ya que nunca lo había hecho y quería saber cómo era esa experiencia. -Y Togepi...- dijo. Luego de una pausa, agregó -... Bienvenido a Khannos-.

El barco ya había anclado en el puerto de Skyblue Port, y no faltaba nada para que esté disponible la escalera para que los pasajeros bajaran. Ezreal ya tenía su bolso colgado en los hombros, que cruzaba del hombro derecho a la pierna izquierda. Había guardado a Togepi en su respectiva Pokéball, para que le sea más cómodo poder llevar las cosas. La mayoría de los que estaban en el barco iban a vivir a Khannos, pero Ezreal iba de vacaciones. Es por eso que no se podía comprar el tamaño de su bolso con las grandes valijas que llevaban los otros. Ezreal ya estaba al borde de la escalera para salir del barco. Desde esa altura, veía varios puntos que no los vería desde abajo, por lo que se tomo unos segundos para darle un vistazo a Skyblue Port. Fue una escena medio de película, con el sol de la mañana atrás y una leve brisa moviendo su cabello.

Por ser por la mañana temprano, había ya bastante gente en Skyblue Port, algunos abriendo sus locales y otros haciendo las compras mañaneras. Ya abajo, Ezreal sacó la Pokéball de Togepi de su bolso. Un rayo de luz rojo salió de esta, dando forma a la pequeña bolaclavos. Parecía muy sorprendida, ella jamás había estado en aquel lugar. Y a pesar de que su Pokémon jamás había pisado Skyblue Port, Ezreal había ido una vez cuando era pequeño. Muchas cosas seguían tal cual estaban como cuando él había venido, por lo que le agarró un poco de nostalgia. -Creo que es hora de que sepas la verdad, nena...- Togepi parecía algo confusa. Ezreal continuo -...Te he mentido: No tengo ninguna baya-. La reacción de Togepi fue mala. Se enojo con Ezreal, golpeó el piso con sus pequeñas piernecitas, y se cruzó de brazos. Al rubio le causó gracia esto, por lo que añadió -De todas maneras, para tu información, tengo algo de dinero que me dieron mis padres... Así que puedo comprarte unas como recompensa por que te comportaste muy bien en el viaje. O al menos diste todo tu esfuerzo-. La cara de Togepi cambió a una mucho más alegre. Ella ya quería ya unas bayas para comer. Y eso fue lo que hizo Ezreal: les compró tres bayas, las que a ella le gustan. Dos se las metió en el bolso, mientras que le dio una para que vaya comiendo. Ezreal no había desayunado, por lo que prefirió ir a un café para sacarse el hambre que tenía.

-¿Qué tal, cariño? ¿Qué deseas?- dijo una de las meseras del café. Ezreal tenía la mirada enfocada en la carta. Se rascó la cabeza, mientras decía -Un Milkshake. No es el mejor desayuno qué digamos, pero un Milkshake no se le niega a nadie-. Estaba sentado en los asientos de afuera, con su bolso colgado en el respaldo de la silla. Togepi estaba sobre sus rodillas. -En seguida te lo traigo-.

Viajaba mucho, por todo Khannos y a pesar que él era nativo de Luster, la ciudad de acero, disfrutaba mucho lugares como Skyblue port. No sabía si era la agradable briza del mar o simplemente era un mero capricho, el gran océano siempre le llamaba la atención y solía pasar horas mirándolo sin hacer nada más.

Caminó entre las calles, con sus manos metidas dentro de los bolsillos de su chaqueta azul. Miraba todo de forma despreocupada, realmente ni él sabía el por qué estaba allí, solía visitarla para reflexionar cuando lo necesitaba pero… ¿Ahora lo necesitaba? No creía aquello.
Soltó un suspiro pesado, mientras evitaba a la gente en general, era algo antisocial, eso no lo podía negar… de todas formas tampoco era algo que le afectara mucho, simplemente le gustaba estar solo (se mentía a sí mismo con esa excusa).

Su estómago gruñó, indicándole que tenía hambre, obviamente le haría caso a su cuerpo, más con el hecho de que una de las cosas que no soportaba era sentirse vacío. Buscó con la mirada algún lugar cercano, pero todo estaba tan lleno que le quitaba las ganas de comer. Caminó sin rumbo alguno con su mirada perdida en el océano, llegando a una zona más despoblada, por lo menos ahora podría buscar algo para saciar su terrible hambre.

Encontró un pequeño café que tenía un par de mesas afuera, era perfecto. Podría comer y ver el mar ¿Qué más podría pedir? Nada. Caminó a paso lento, mientras veía como unos metros más adelante  un hombre, el cual pasaba por el lugar tomaba el bolso de uno de los clientes, para luego salir corriendo hasta su posición.
Seguramente la víctima nisiquiera lo había notado, la gente solía ser muy descuidada con sus cosas. Cerró sus ojos, mientras pensaba en si lo que haría era lo correcto, obviamente para cualquier persona sí lo sería, pero para él sería lidiar con un posible problema…

Movió su pie ligeramente hacia la ruta del hombre, haciéndolo caer cuando pasó a su lado. Pudo ver como el ladrón lo miraba asustado, su plan se había ido por el drenaje gracias a él. Slaine por su parte permaneció serio.  La persona que estaba en el suelo no tardó mucho en levantarse para salir huyendo del lugar, dejando aquel tesoro atrás.

Tomo el bolso con cuidado, para luego caminar hacia la mesa de su dueño. Cuando estuvo allí se paró frente al muchacho,  mostrándole aquel bolso que le pertenecía.

—Deberías tener más cuidado con tus cosas — lo miró serio, mientras dejaba el bolso sobre la mesa —Skyblue no tiene muy buena fama, dicen que un grupo de gente no muy honrada habita este lugar

Seguramente debía ser un muchacho que no conocía la ciudad, porque era muy bien sabido que algunas ciudades no eran tan seguras como otras y entre aquellas destacaba Port.

Soltó un pesado suspiro, para luego mirar a una mesa que estaba afuera, pero apartada de aquel lugar. Se sentó, sin evitar mirar de reojo al rubio unos segundos, para luego ser atendido por una de las camareras.
Pidió un montón de postres, si, sabía que se había excedido… pero siempre pensaba que era mejor que sobrara comida a que faltara, sobre todo si se trataban de aquellos dulces manjares que le gustaban tanto.

Ábreme:

omgit'saspoiler:

-Oh... por... dios-. Los ojos de Ezreal estaban enfocados en ese Milkshake. Ya podía sentir el líquido en su lengua, lo que hizo que se le aguara la boca. Ezreal era fanático de los Milkshakes. Amaba ese gusto a leche. Quizá aveces odiaba que sea una bebida fría, pero sinceramente no le importaba demasiado. El Milkshake, para quienes no lo saben, es un batido de helado, leche y azúcar. Además podías agregarle lo que quisieras, como por ejemplo, salsa de chocolate. El de Ezreal era de vainilla, y tenía crema en la parte superior. Aparte, a Ezreal le gustaba los vasos como le habían dado: gruesos y con las tapas transparentes, con ese hueco para que entre la pajita. -Se ve... completamente delicioso- dijo Ezreal a la camarera, quién había estado al lado de él durante un breve tiempo. Ella rió y le contestó -Y lo es, cariño. Solemos hacer buenos Milkshakes. ¿Quién sabe? Quizá los mejores de la región-. Ezreal se sintió tentado, y no resistió más. Colocó la pajita a la bebida y tomó el vaso con las dos manos. -Mhm... hiperdelicioso-. Ezreal tiró la cabeza hacia atrás, mostrando una señal de placer. Luego, volvió a sentarse bien, y agregó -¡Pero!, no es el mejor que probé en mi vida. Los míos son más ricos. Ya sabes, le puedes agregar lo que quieras y gratis- -En esto no te equivocas-. La mesera se dio vuelta, y ya estaba llegando a la barra. Ezreal interrumpió su movimiento -¡Una última cosa! ¿Podrías traerme una revista?-. La mesera giró la cabeza y asintió.

La revista trataba de cosas varias. Espectáculos, moda, sociedad, Pokémons. Ezreal estaba atento en la zona de espectáculos, su área favorita. Se habían estrenado dos nuevas películas esta semana en la región de Khannos: "La historia de Jimmy" y "Leyendas del pasado". Ninguna le llamó la atención. -Bueno, no pidas ir al cine este semana, Togepi, por que los estrenos son feos- dijo Ez a su Pokémon. Él no se había dado cuenta que su compañera se había quedado dormida. Le acarició esos cabellos similares a clavos, y susurró por lo bajo -Yo también estoy cansado-. La revista lo estaba entreteniendo bastante, hasta que una voz lo interrumpió. Ezreal alzó la vista y observó a un muchacho de unos cabellos blancos y ojos azules que no eran comunes de ver. Era un muchacho lindo, pero a Ezreal no le pareció bastante atractivo. Quizá por que no podía mirarlo completamente. Ezreal no entendía con precisión lo que ese muchacho le decía, hasta que miró sus manos: Tenía su bolso. Estaba muy sorprendido, nunca se había dado cuenta que habían intentado, o mejor dicho, le habían robado el bolso. El peliblanco estaba muy serio, como si eso le fastidiara. Ezreal no sabía que decir -Oh... bueno, gracias... supongo-. A continuación, el peliblanco se sentó en una mesa un poco alejada de la de Ezreal.

Pensaba y pensaba la forma de como agradecerle a aquél extraño mientras terminaba de tomar su Milkshake. Esta vez, tenía su bolso bien agarrado con sus pies, mientras que Togepi seguía descansando en sus piernas sin haberse enterado de nada de lo sucedido. Había estado observando atentamente a como el muchacho hablaba con una de las meseras. -¡Eso, eso!- pensó. Al terminar, esta se acercó a Ezreal. -Nos enteramos de lo sucedido, niño. ¿Quieres que llamemos a la policía?-. Negó con la cabeza. Luego, la mesera continuó -Quédate con el Milkshake. La casa invita-. La mesera ya se estaba por ir, pero Ezreal la tomó del brazo, e hizo un gesto indicando que se acerqué. Una vez que el oído de la chica estaba bastante cerca de los labios de Ezreal, este le susurró -Lo que pida él, ponlo en mi cuenta-. La mesera asintió, y se marchó.

Ezreal aspiró con fuerza, tomó el bolso y guardó a Togepi en su Pokéball. Tomó el vaso de Milkshake ya vacío y lo tiro en un tacho de basura más próximo. Luego, se acercó a la mesa donde estaba aquel peliblanco. -Permiso...- dijo, y corrió una silla para atrás para poder sentarse. Probablemente, esa actitud de Ezreal no le hubiese caído bien al peliblanco, pero tenía que hacerlo. Ezreal juntó sus manos sobre la mesa, y se preparó para hablar -Quería agradecerte por tu acción-. Sacó la Pokéball de uno de los bolsillos de su bolso, y se la mostró al peliblanco. Luego, continuó -A mi Togepi no le hubiese gustado quedarse sin las bayas. Se hubiese enojado. Creo que tengo aquí mi lección que debo ser un poco bastante más cuidadoso. Por cierto, soy Ezreal. Ezreal Miller.  -. Lo señaló levemente con el dedo, y agregó -Tienes pinta de que ya has venido por aquí a menudo. Yo sólo he venido una vez cuando era un crío-, luego parecía como que si Ezreal no estaba seguro de decirlo, por que su voz comenzó a entrecortarse -¿Quieres... hacerme... un minitour? Ya sabes, explicarme algunos tips que deba saber en la breve estadía que voy a tener aquí.-.

Miró la cantidad de pasteles que tenía sobre su mesa, eran un montón y de distintos sabores, aun así el siempre prefería un sabor antes que todos, no sabía por qué, pero solía apetecerle mucho más que todos, la Vainilla por alguna razón le causaba cierto placer al comerla. Se sirvió un poco de pastel, mientras tomaba una taza de té.
Le gustaba la paz, sobretodo mirar el mar. Pudo sentir como la brisa marina parecía acariciar su rostro de forma suave ¿Qué más podía pedir? Se sentía a gusto allí, por lo que seguramente volvería otro día. Era un muchacho con gustos simples y estaba muy consciente de aquello.

Alguien interrumpió su paz, alguien que estaba muy presente en su mente, pidió repetidas veces que el muchacho siguiera de largo, sin embargo esto nunca pasó.

-Permiso...-

Se mantuvo calmado, mientras por dentro maldecía su suerte. Seguramente el rubio no estaba allí solo para agradecerle. Le miró de reojo, notando como el chiquillo parecía ser alguien que podría destacar dentro de una multitud.

-Quería agradecerte por tu acción

El muchacho se presentó, contándole sobre algo de unas bayas y su pokémon. Lo miró mientras hablaba para no ser descortés, sin embargo  en su mente simplemente disfrutaba de la gran cantidad de pasteles que había pedido, además de sentir el suave sabor del té en su boca.

-¿Quieres... hacerme... un minitour? Ya sabes, explicarme algunos tips que deba saber en la breve estadía que voy a tener aquí.-.

Se atragantó levente con el té, comenzando a toser por la pregunta, aquello realmente lo había tomado desprevenido, el muchacho quería que lo guiara. El conocía Skyblue… pero ese no era el problema ¿Qué debía decirle? No tenía idea, sabía que usualmente le diría un seco “No” junto con una mirada algo fría… lamentablemente el muchacho era foráneo y estaba seguro que daría una pésima impresión de Khannos.

Maldijo un par de veces, para luego mirar a los ojos al muchacho, el cual no demostraba ninguna pizca de maldad en sus ojos ¡Maldición! Si no lo hubiese ayudado en primer lugar nada de aquello estaría ocurriendo.

—Supongo que estaría bien… — comentó moviendo los hombros de forma algo resignada — No conozco todo Khannos, pero suelo venir mucho a este lugar

Poca era la comida que le quedaba sobre la mesa, por lo que tomó uno de los pasteles y se lo comió de forma más rápido que los demás. Miró a la mesera, haciéndole una seña de que le trajera la cuenta.

—Pago esto y nos vamos… Mi nombre es Slaine Troyard — se presentó al fin, mientras limpiaba sus labios con una servilleta — Mucho gusto, Ezreal

No sabía qué más decir, por lo que se mantuvo en silencio. La mesera al fin llegó, dejando en la mesa la cuenta. Abrió la pequeña carta para mirar lo números, sacó un par de billetes que dejó dentro.
Ya listo se levantó y miró hacia el muchacho.

—¿Nos vamos? — lo miró serio, para luego soltar un suspiro y rascarse suavemente la nuca, realmente tenía que ser más sociable o la gente comenzaría a evitarlo

Había gran cantidad de postres sobre la mesa, que había pedido aquel peliblanco serio. Ezreal realmente se estaba tentado, quería agarrar uno de esos pasteles y saborearlo. Pero pensó que ya había sido bastante descortés sentarse frente a él, por lo que resistió lo más que pudo. Las últimas palabras de Ezreal provocaron que el muchacho se ahogara con el té, lo que le causó gracia al rubio. El peliblanco se presentó ante Ezreal. Se llamaba Slaine Troyard. Un nombre bastante elegante, pensó Ezreal.

Cuando Slaine se terminó todos los postres, llamó a la mesera para que le trajera la cuenta. Había accedido a darle una especie de tour a Ezreal. Él estaba feliz. -El gusto es mío, Slaine- respondió. El muchacho Troyard se había levantado de la silla y miró a Ezreal. "¿Nos vamos?", preguntó. Este también lo miró y sonrió -Sip. Sólo dame un segundo-. A continuación, Ezreal sacó de su bolso unos billetes, tomó la cuenta, la abrió, sacó el dinero de Slaine y colocó el de él. Cerró la cuenta y se paró, ubicándose al lado de Slaine. -Te la debo por lo que has hecho- dijo, agarrando la mano de Slaine y colocando el dinero dinero entre sus dedos. Le había dicho a la mesera que todo lo que pedía el peliblanco lo agregue a la cuenta de Ezreal, pero al parecer se olvidó.

Ezreal estaba bastante emocionado, que ni bien se aseguró que Slaine tenga el dinero, comenzó a caminar. Al cabo de unos pasos, frenó y miró hacía su nuevo compañero. Lo miraba con una cara como si intentase hacerle una pregunta, hasta que finalmente abrió la boca -¡Espera! A Togepi le va a gustar conocer el lugar, también-. Tomó la Pokéball del bolso, y la arrojó al aire verticalmente. La Pokéball se abrió en el punto más alto y liberó un rayo de energía rojo que se materializó en Togepi en el aire. El bolaclavos caía hacía el piso, y Ezreal la sujeto con un brazo. Tomó la Pokéball que caía y la guardó en el bolso. Luego apretó a Togepi contra su pecho, como si fuese un abrazo. Esta se había despertado cuando Ezreal la agarró -Hey nena- la saludó. El día estaba hermoso, aunque quizás un poco fresco para ser verano. Ezreal no había dado un paso, y ya avistó algunas apariciones de Pokémon que le hubiese gustado registrarlas en su Pokédex.