Buscando el anis (?)

Ya eran un poco más de las doces de las noches cuando parecía observarse en las aseceras de aquella oscura ciudad a un chico de cabello rubio conjunto a su pokemon que parecía levitar en dirección hacia aquel centro de la ciudad en espera de una cita tan especial. Aquel muchacho era Arthur lee jevou que parecía caminar tranquilamente con su ansiosa froslass que parecía estar a punto de llorar haciendo que el muchacho le comentara mientras seguía su caminar.

-Humph, ¿estas segura de que esta allí?... pregunto el muchahco un poco preocupado mientras por primera vez en su vida parecía observar a su froslass sin alguna clase de estado de ebriedad ya que aquella pokemon parecía no tener licor ni ninguna clase de alcohol que tomar haciendo que esta le reprochara sin mucho que pensar mientras parecía extrañar una botella de anis barato que habia dejado en unos de los salones de aquel viejo lugar, el chico caminaba por las desoladas calles de la ciudad mientras esperaba llegar lo antes posible a la casa abandonada de aquella ciudad lugar en donde los pokemones fantasmas y siniestro parecian hacer aquel desolado sitio su hogar saliendo a atormentar aquellos entrenadores novatos al caer la luz solar.
El chico conocía el lugar como la propia palma de su mano mientras pensaba que clase de pokemon fantasma se podía encontrar en aquel lugar parecía espera a su compañera en la entrada de aquel tétrico, con la esperanza de explicar lo que significaba el tipo fantasmal esperando a la muchacha entre la oscura calle de la ciudad esperando poder entrar para comenzar con las lecciones del tipo fantasmal. Haciendo que el chico le comentara a su pokemon.

-Espero que no se haya perdido… comento el muchacho mientras encendía un cigarro mientras veía a su pokemon llorar mientras parecía no soportar las ganas de tomar sin duda alguna aquel pokemon tenía serios problemas pero aun parecía tener la esperanza de revisar cara rincón de aquel lugar para encontrar aquel preciado botella de licor el cual pareció dejar en algún lugar en la última fiesta fantasmal celebrada en aquel desolado lugar, aquella pokemon parecía comenzar a llorar de manera inconsolable como si se le hubiera muerto alguna clase de familiar mientras tanto el chico parecía simplemente suspirar levemente mientras le expresaba.

-Humph, vale, vale la encontraremos… trato de consolar Arthur mientras parecía sentarse en la acera de aquel oscuro lugar para esperar a su compañera para iniciar la búsqueda de aquel extraño licor antes de que su pokemon enloqueciera por ausencia de su alcohol.

Era medianoche. Si se dedicaba a pensarlo bien, aquella petición había resultado ser un mal plan después de todo. Juntaría sus manos, desviando sus orbes con nerviosismo hacia cada costado, sintiendo un notorio temblor recorrer su piel. Tragó saliva, mirando que Tomo se encontrara a su lado, como si aquella situación pudiese administrarle la confianza necesaria para poder continuar su rumbo por las asoladas calles de Darkdust City.

—N-No te preocupes... L-llegaremos... pronto.... — Incluso su voz se escuchaba débil, tartamudeando debido al miedo que sentía en aquellos minutos. Caminaba a paso tembloroso y algo torpes, notando la notoria oscuridad que envolvía a la particular ciudad gobernada de espíritus. Espíritus... sí, por mucho miedo que pudiesen causarle, le interesaban de sobremanera. Y quizás fue por ello que durante la mañana de ese mismo día, se había dirigido al gimnasio fantasma, en busca de alguien que pudiese enseñarle un poco más acerca de aquellos Pokémons. Su sorpresa había sido grande al notar que el mismo líder del gimnasio se había ofrecido, mencionando la hora y lugar de la junta.

Suspiró, observando al pequeño Cubone que caminaba a su lado, sin inmutarse por la oscuridad de las calles o los llantos a la distancia. Quién como él, pensó la azabache. No se había dedicado a analizar lo escalofriante que podía ser Darkdust a esta hora, y mucho menos deseaba averiguarlo entrando en aquella casa "embrujada". —Todo sea por aprender... — Susurró, elevando la vista hacia la distancia. Unos llantos fantasmagóricos comenzaban a hacerse cada vez más presente, haciendo que la muchacha sintiera su piel erizarse producto del miedo. ¿Quién era?

No tardó en darse cuenta de un joven de cabellera dorada, parado junto a un Froslass... el cual parecía ser la causa del llanto. Se acercaría con pasos más rápidos, quedando finalmente frente al hombre que poseía un cigarrillo entre sus dedos. —Uh... B-Buenas... Arthur - sempai. Perdone la demora... — Realizaría una ligera reverencia, para posteriormente volver a observar con sus turquesa el rostro del rubio. "Sempai" era una palabra proveniente de su cultura, en donde denotaba la superioridad en rango de aquel hombre, y posición como mentor.

Tomo, el pequeño Cubone que acompañaba a la azabache, observaría fijamente a Arthur, para posteriormente posar su atención en la Froslass que lloraba con desesperación. Ladearía su cabeza, sin entender el porqué.

Los minutos pasaban mientras que el chico habia llegado a la entrada principal de aquel tétrico lugar mientras parecía escuchar aquellos fantasmagórico alarido de su compañera pokemon que parecían llorar por no estar borracha en ese momento, el chico suspiro ya un poco más calmado, sin duda alguna eso parecía ser más cotidiano de lo que parecía observando como su pokemon aun parecía gritar mientras el muchacho se preparaba para adentrarse hacia aquel misterioso lugar logrando escuchar los tembloroso pasos de una joven pelinegra el cual parecía acercarse hacia su posición el chico suspiro levemente mientras se acomodaba levemente sus lentes de sol escuchando las cálidas palabras de la muchaha en medio de toda aquella oscuridad que hacía difícil la visión sonriéndole levemente mientras mantenía sus manos en sus bolsillos comentándole sin mucho que pensar.

-Humph, Bienvenida… shizuru… comento el chico recordando el nombre de aquella muchacha mientras parecía dibujarse en su rostro una pequeña sonrisa seria mientras parecía responder a el saludo animoso saludo de la muchacha de cabello oscuro haciendo que froslass se calmara un poco y con esto aquellas viejas rejas metálica de la entrada parecían abrirse de manera casi automática como si algo o alguien le invitara a pasar hacia aquel misterioso lugar. Haciendo que el chico le comentara a su nueva compañera.
-Bien, eso es una señal de que debemos entrar al parecer ya no están esperando… comento el muchacho serio mientras parecía indicarle con la mano a la muchacha invitándola a pasar sin duda aquella vieja mansión. El chico saco a su chandelure que le brindaría un poco de iluminación ya que la oscuridad cada vez se hacía más profunda comentándole a la muchacha.

- Humph, como ya creo que sepas los pokemones e inclusive la mansión misma suele jugarle todo tipo de visiones a sus invitados… Visiones de Personas que hemos perdidos…de personas que hemos amado e inclusive personas que conoceremos en el futuro… todo estos tipo de ilusiones suelen ser creada por los habitantes de este desolado lugar que nos recuerda que aún, de cierta forma conectados… demostrando que tanto la muerte y el tiempo son meras ilusiones… comento el muchacho serio mientras caminaba tranquilamente por aquel enigmático lugar comentándole a la muchacha.

-Asi que si quieres realmente conocer a los pokemones de tipo fantasma deberás aprender que ellos son criaturas perteneciente a el reino de los muertos y se aprovechan de esta caualidad para generar miedo, melancolía e incertumbre en todos aquellas personas o pokemones que se atrevan a invadir sus territorios… comento el muchacho caminado tranquilamente tomándole de la mano a la muchacha para que no se desviara del camino en dirección hacia la puerta de aquella enorme mansión. Expresándole mientras esperaba que las ilusiones no le entretuviera lo suficiente para desviarse del camino hacia la gran mansión.
- Por lo tanto es importante que tanto tu como tus pokemones logren dominar el miedo a la muerte cuando se enfrente a los pokemones de esta naturaleza… comento el muchacho mientras le señalaba que aquellos pokemones solían alimentarse del miedo que le producía a sus enemigos durante el combate. Así que esta pequeña aventura quizás le ayudaría a la muchacha a poder soportar todo aquellas dudas para enfrentar a este tipo de pokemon llegando a la puerta principal de aquella mansión expresándole a la muchacha.
-¿Estas lista? Le pregunto el muchacho antes de abrir la enorme puerta de aquel lugar mientras tanto su froslass parecía mirar por todo los lados del jardín en busca a su botella de anis que podía estar en cualquier parte de aquel misterioso domicilio.

Curiosamente, los llantos que parecían provenir de la pequeña Froslass cesaron. Shizuru elevaría su mirada, observando al curioso hombre de gafas de sol dedicarle una sonrisa, cálida. Por alguna razón, aquello le tranquilizó. Mantendría su propia sonrisa, ahora relajando los músculos antes tensados debido al estrés que le provocaba en salir de noche por Darkdust.

Suspiraría, aliviada. Y justamente cuando parecía que todo iba a mejorar de aquí en adelante, el sonido metálico que realizaban las rejas de aquella edificación que se encontraba tras el rubio y su Pokémon, harían que sus orbes se abrieran de par en par, notando cómo estas se abrían... sin nadie haciéndolo. Sentiría sus piernas temblar cual gelatinas, agachándose con rapidez para tomar a Tomo entre sus brazos, apretándolo cual peluche. — T-T-T-T-Tomo... N-n-n-no te s-separes de mí.... — Tartamudeaba de una forma extremadamente notoria, intentando parecer firme ante el hombre que ahora, con total serenidad, ingresaba en la mansión sin siquiera inmutarse.

A los pocos pasos de su ingreso, y con bastantes dudas, notó cómo Arthur sacaba de una de las esferas bicolor un Chandelure. Si hubiese estado en mejores condiciones, Shizuru habría sacado su Pokédex para averiguar bien qué tipo de Pokémon era, pero en aquellos minutos con suerte logró procesar que encendía una luz, guiándoles por el oscuro camino. Atendería a las palabras que el joven mencionaba, logrando que la azabache tragara saliva, intimidada. ¿Visiones?¿Seres queridos?¿Seres... perdidos? Instintivamente, la imagen de un hombre de cabellos negruzcos aparecería en su mente, para posteriormente recordar aquellos ropajes manchados en carmín. Sí, había muerto, sin duda.

Un sudor frío recorrería su rostro, entreabriendo sus labios para respirar algo agitada. El tiempo y la muerte... ¿meras ilusiones? Sus orbes se posarían en la silueta del hombre que caminaba a su lado, el cual parecía bastante serio en las descripciones que realizaba acerca de la verdadera naturaleza de los Pokémon tipo fantasma. Y tras observarlo unos segundos, su mirada se calmaría, bajando su vista hasta el pequeño Cubone que se encontraba entre sus brazos. — .... — Por alguna razón, se sentía mal. Deseaba realmente aprender acerca de aquellos Pokémon, y el hecho de que ellos realizaran esa defensa al estar en sus territorios... se le antojaba triste. ¿Qué les habría ocurrido para estar así? Deseaba saberlo, pero su miedo se lo impedía, al menos por ahora.

Unas voces lograron invadir su mente, perturbando aún más su juicio. Voces que parecían susurrar la muerte... suicidio. Nuevamente sentiría su pecho agitarse, pero aquello duraría poco, nuevamente. La calidez de la mano que el rubio le ofrecía haría que las voces desaparecieran, al menos por ahora. Asentiría a sus palabras, sin mencionar nada. Avanzaban por el sitio, llegando finalmente hasta la puerta principal de aquella lúgubre mansión. Tomo, por su parte, realizaba pequeños saltos junto a su entrenadora cada tanto, aferrándose a la camisa rojiza que esta poseía.

Se detendrían justo en la puerta que daba a la entrada de la mansión, escuchando la última pregunta del líder de gimnasio. Fijó entonces sus orbes hacia la puerta, intentando analizar bien sus motivos. Asentiría, finalmente. — Sí. Lo estoy. — O al menos lo intentaría estar.