Por un momento el deseo del silencio es aterrador [Captura]

Recuerdo del primer mensaje :

En callas un tanto menos pobladas de lo que con anterioridad había pisado, su aliento se podía ver con total claridad y el frio entraba poco a poco atreves de sus ropas aunque claramente estaba bien abrigada que cualquiera que la viera diría que parece una “pequeña pelotita con patas” puesto que la joven pelinegra solo se podía ver su flequillo y su rostro aquellas mejillas rosada, como que no estaba totalmente climatizada a esa zona, necesitaba algo de chocolate caliente y así bajar un poro el frio de su cuerpo y lucir como alguien normal en esa zona.

Pero aun así debía de caminar un poco más, mientras la gente en si se abrazaba los unos a los otros en aquel instante pensó en su madre, por la necesidad de sentir un cálido abrazo, negó despacio y volví a caminar; al ver una pequeña tienda donde el aroma a pan recién orneado atravesaba la puerta, por lo que empujo esta para entrar notando que había mucho más calidez, así fue como se despojo de su abrigo dejándolo sobre un perchero, acercándose al mostrador, curvó sus labios y fue en ese entonces en que pido un pastel de fresa y el chocolate caliente, cualquiera que la mirara comer dulce puede que salga empalagado solo con eso, pero esa es la única forma en que se pueda ver a la joven de forma “dulce”.

Luego de algunos minutos en ello, una pequeña cabecita se asomo por su bolso, mirándola con aquellos grandes ojos de color rojo intenso ─Hey, no te daré, cúbrete…─ dicho esto lo vuelve a meter dentro del bolso para que no molestara, de todas formas sabía que su alimento no era el mismo que el de ella. Pero en eso escucho que el mejor lugar para encontrar pokemones del tipo hielo era en el palacio,  eso fue como si sus oídos fueran un radar y dieran justo con las personas que habían dicho tan encantadora propuesta y es que había escuchado hablar de ese palacio, en si esa fue una de las razones por las cuales ella deseaba pasear por esa ciudad.

Con el rabillo del ojo vio partir a aquellas personas, y sin más apuro su boca para terminar aquel pastel que de por si estaba delicioso como para no comerlo bien, pero era momento de “estrenar” su nuevos pokemones en especial la adorable de Lapras, cada vez que la veía le daban unas ganas inmensas de apretarla contra ella, y también estaba ese reno pero era un poco arisco por lo que evitaba sacarlo de vez en cuando. Al terminar salió tomando sus cosas olvidando aquel abrigo pero ya sentía el calor que le había dejado la tienda y el del chocolate, estaba bien de todas formas no es como si estuviera nevando, aunque en poco tiempo el frio la iba a congelar, mientras estaba en las calles en busca del camino hacia el palacio que no muy lejos de ella se notaba con claridad su majestuosidad.

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Ya cuando al fin pudo obtener lo que deseaba, suspiro pesado de verdad no tenía intenciones de seguir en ese lugar tan frió, quizás darse una vuelta por el castillo seria en otra ocasión, el tener dos pokemones de hielo la acercaban un poco más a lo que deseaba… Sus ojos de un tono avellanado, pasaron de la pokebola en sus manos hacia la calle donde había visto irse el joven, que le trajo su abrigo por un segundo supo que no había sido la persona más amable del mundo; una sutil mueca se poso sobre sus pequeños labios y así, fue que se encamino nuevamente hacia donde se había encontrado aquel pequeño local de comida.

Casi al llegar a la entrada se sintió observada, por lo que se extraño y se dio la vuelta para saber si había alguien más, pero nadie más aparte de ella y su chikorita tembloroso caminando en el piso casi congelado y lleno de nieve ─Cielos…  mejor entremos ¿sí? ─ tomo su chikorita en brazos, y empujo la puerta nuevamente, notando que la observaban una vez más ¿acaso era la única “forastera”? sintió que iba a estornudar, pero aun así solo bajo un poco la cabeza para buscar un lugar donde sentarse entre las personas que ya se encontraban en dicho lugar.