¿Quién te crees? {Mike}

Un suspiro desanimado, soledad acumulada, calor infernal, y muchos otros problemas que no iba a mencionar para que esto no pareciese un cementerio. La verdad es que la mayoría de ellos se desvanecía al entrar en esta ciudad... Se volvían "nada". Además de eso, el acero predominaba sobre el hielo, por lo que no tendría ningún problema al estar en este lugar.

Caminando nada más unos pasos más adelante de la entrada política de esta ciudad se podía ya divisar el gimnasio de tipo hielo. Supuse que sería divertido retar a una colega de profesión a una batalla épica, pero cuando intenté entrar, me detuvieron diciendo que la líder se encontraba en el palacio. Un horrible lugar para pasar el día.

-Haa... Bien, veamos donde está esta tipa...- Dije mientras suspiraba. El Palacio estaba mucho más frío que la ciudad, y comenzaban a dolerme los huesos.
Luego de caminar un poco pude ver claramente que una chica se encontraba dormida junto a su pokémon, ciertamente se veía tierna, pero luego de verla claramente, noté que era la líder de gimnasio.
Me acerqué lentamente, y le di un pequeño toque con el dedo índice en la frente, con la intención de despertarla. -Oye, líder de cuarta... Heeey, floja...- Dije con todas las intenciones de hacerla enfadar para que despertara, mi meta era lograr un enfrentamiento contra ella, y obviamente vencerla.

El molestar a esa pobre criatura en su sueño me había hecho sentir mucho mejor, sobretodo cuando vi que se levantó con un rostro irascible. Al parecer no se había sentido muy a gusto con mi maravillosa presencia.

-¿Oh?... ¿Entonces la princesa hubiese preferido un beso?- Dije con sorna mientras que me acercaba a ella y pasaba un dedo lentamente por sus labios. -Estoy seguro de que la señorita sarcástica no esperaba verme por aquí. ¿Me equivoco?- Dije finalmente con una sonrisa bastante burlona, de alguna forma siempre me había hecho sentir satisfecho el enfadar a la gente, pero ahora no estaba aquí por ello.

-Interrumpo, su majestad, porque estoy aburrido. Y creo que usted está en la primera fila de la lista de líderes que aún no conozco. Y, respondiendo finalmente a su última pregunta, déjeme decirle que el frío aquí es como... Una brisa veraniega... Esperaba algo mejor, de hecho, pequeña impaciente.- Terminé por decir, con un tono aún más notorio de burla.

-También, me parece que no conoces mucho a los líderes. Si no sabes ni siquiera como me llamo, ¿Entonces cómo me conoces?- Pregunté con interés, para luego presentarme. -Oh, y disculpe mis modales. Mi nombre es Michael Schneider. Se pronuncia "Mijaél", pero prefiero que las personas más cercanas a mí me llamen "Mike".-
Mientras hablaba comencé a jugar con su cabello, como si en realidad no le prestase atención a nada de lo que sucedía.

-Me gusta la cara que pones al estar enfadada. Aunque no se muy bien por qué lo estás. Supongo que es por mi magnífica presencia. Aunque la suya es más imponente, princesa.- Dije antes de quedarme completamente en silencio, esperando su reacción.

-Hm~...- Sonreí ligeramente al ver que todas sus reacciones eran hechas con ira. Me parecía interesante conocer a una persona así, y planeaba quedarme más tiempo del que ella debió estimar.

-Pues... Tal vez me quede a vivir aquí. Junto a usted, señorita Aylin.- Dije con una evidente sonrisa burlona en los labios. No sabía bien el por qué, pero su rostro enfurecido hacía que me diesen más ganas de fastidiarla.
Me puse a caminar lentamente mientras apreciaba todo el palacio, como si fuese un conocedor de aquellas artes. Pero realmente yo no sabía nada de estructuras artísticas, simplemente intentaba darle algo de drama a la situación.

-Bueno, como ya debes haber descubierto que lo que te dije era mentira, te diré mis verdaderas intenciones...- Dije con un tono más desafiante. -Quiero retarte a una batalla y así poder saber si de verdad este gimnasio está bien custodiado. Ya sabes, un preescolar podría venir y patearte el trasero.- Terminé la frase subiendo la cabeza y observando el techo del palacio. Si bien no tenía idea de estructuras artísticas, aún podía revisar todo el escenario para idear alguna estrategia en base a ello.

-¿Y bien princesa, qué dices?- Dije finalmente mirándola directamente a los ojos. En realidad esperaba poder luchar contra ella sólo por diversión, no planeaba probar a nadie debido a que no era mi trabajo. Aunque supuse que ella aceptaría si la provocaba...

Sólo una sonrisa traviesa e inocente acompañaba mi rostro mientras oía lo que decía la chica. Yo aún observaba cada rincón del palacio, como si buscase más fallas arquitectónicas que lugares estratégicos. La verdad es que mi comportamiento se había puesto algo molesto debido a una razón muy infantil y estúpida, aunque todo comenzaba a ponerse cada vez más divertido.

-Oh... Pero no debes enfadarte tanto princesa... Te arrugarás ese rostro tan propenso a estallar en ira, y eso sería una verdadera desgracia.- Decía yo tranquilamente mientras picaba su mejilla con la punta del dedo. ¿Qué estaba haciendo? No tenía idea, pero no podía describir lo divertido que era hablar con esa chica, sobretodo porque era bastante fácil hacerla enfadar y eso era mi especialidad.

-Tener el cerebro congelado no es problema si a la pequeña princesa le deleita mi estadía. Aún así, no planeo dejar mi bella ciudad solamente para disfrutar tu miseria.- Dije mientras seguía con el mismo tono relajado y burlón. Luego de una breve pausa escuché atentamente todo lo que ella decía y ciertamente tenía toda la razón, por fin había dicho algo que destruía ligeramente mi estrategia. Aún así, su rostro por primera vez me había asustado ligeramente, aunque la cara de espanto que había puesto sólo era de broma.

-Bueno princesa, veo que tendré que hacerlo un poco mejor si quiero luchar contra usted... Aunque... Nosotros, los tipo acero, no sólo dependemos de la fuerza física, también ser inteligentes y fríos calculadores es lo que nos caracteriza... Por cierto, venir no fue tan difícil, después de todo nuestras ciudades están bastante cerca.- Dije finalmente con una sonrisa que ya no era burlona, sino un poco más inocente, la cual cambió radicalmente cuando la chica comenzó a acercarse de forma coqueta, ahí mi sonrisa había tomado una forma más maliciosa y malévola.

Me acerqué también, al punto de que mi nariz casi tocaba la de Aylin, y bajé un poco la cabeza, haciendo que nuestros ojos se encontrasen directamente.
-No juegues un juego que luego no podrás jugar.- Dije lentamente mientras parecía acercarme cada vez más a la chica. Mi intención obviamente era ver que tan tsundere podría ponerse, y cuáles eran sus intenciones.

-Oh... Comprendo, comprendo...- Dije tranquilamente, mientras sonreía y me volteaba hacia la puerta.

-En ese caso me retiro. Es bastante decepcionante que la princesa de hielo se sienta aterrada de un duelo.- Dije finalmente, y hablaba en serio. Yo al menos hubiese aceptado cualquier reto, sin importar las debilidades, pero bueno, era cosa de ella.

Me fui caminando lentamente hasta alcanzar la puerta del palacio, seguiría explorando un poco la ciudad y si tenía suerte podría capturar algunos escl-.... Pokémon para mi equipo. Después de todo, aún me quedaban un par de pokéballs vacías.

Antes de salir completamente volví a voltearme, esta vez para mirarla a ella, y le sonreí con sorna. -Adiós, Princesa Cobarde.~ - Fueron mis últimas palabras antes de comenzar a salir del palacio. Esperando que ojalá reaccionase de una forma más agresiva, y si tenía suerte, que cayese en mis provocaciones y aceptara el duelo. Tenía muchos deseos de hacerla morder el polvo...

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