Retard halloween |Libre+Masivo|

Día de Halloween y el terror se apodera de las calles, los pokémon de la zona han notado el gran número de entrenadores en ella, y deciden jugar una pequeña travesura. Te guían hasta la casa encantada, entras y luego no te dejan salir, así que solo viene más y más gente. Todos los entrenadores, ciudadanos y coordinadores que hayan decidido entrar se quedarán allí toda la noche, hasta el amanecer.

Los tacones de la rubia resonaban en las calles del centro, vestía aquél atuendo rojo que imitaba a una coneja -de la forma que ya todos conocen, claro- y comía dulces que sacaba de una bolsa con forma de calabaza entre sus manos. Eran cerca de las una de la mañana, o a eso al menos apuntaba el reloj, y los niños que antes lucían disfraces de pokémon y otras aterradoras cosas ya no se escuchaban, solo la brisa que calaba el pavimento y los focos de luz que tintineaban, casi estropeados. Aquella aterradora ciudad -encantadora según Levi- se volvía apacible cubierta con el manto de la noche, apacible y aburrida, lo que gatilló a la rubia para empezar a buscar algo con que entretenerse.

Así vagó entre los callejones, cuando la luz azul de una vela encendida llamó su atención, comenzando a seguirla. Tomaba camino sendero arriba, donde un montón de otras velas iguales brillaban con intensidad conjunta, indicando algo parecido a un camino a seguir, y ella era curiosa, no había como negarlo. Pronto notó la pared de la casa, roída y mohosa, sombría -más incluso que el resto de la ciudad- y prácticamente desolada. Se adentró entonces a esta, pausada, más temerosa de lo que querría admitir, pero el morbo y la curiosidad eran más fuertes. Llegó, giró la perilla de la puerta, y abrió lentamente -la madera hizo un sonido terrible-, para encontrarse que el lugar no estaba realmente vacío, si no que había varios entrenadores dentro del lugar. Alzó una ceja mientras sacaba la paleta de su boca, pasando la vista por cada uno y cada rincón -Ara ¿Una fiesta? Realmente tétrica, debo decir- Murmuró entre dientes a la vez que avanzaba al grupo de entrenadores que lucían claramente confundidos.

Off:

Fuertes pisadas se escuchaban por las calles, las pocas personas que quedaban allí murmuraban por lo bajo, dirigiendo su atención a cierto pelinegro que caminaba por allí. Mientras que algunas chicas se reían un poco, los chicos retenían sus burlas y sonrisas al ver la mirada asesina del moreno, quien ya se encontraba del mal humor a tal punto que los golpearía con el bate que llevaba hasta dejarlos inconscientes...o aun mejor, dejarlos en coma. Aún no lograba salir de sí luego de que esa anciana, al ver que no llevaba disfraz, lo obligó a vestir uno, solo poniendo una capucha negra en su totalidad, con algunas lineas amarillas y un par de orejas largas en la capucha, dándole un "aspecto" a Umbreon, justo el pokémon que llevaba con él.- Y la maldita anciana me obligó a que le pagué... -Apretando su puño con total furia, golpeo una pared, sin importarle mucho el daño que hacia a su mano, recién percatando que los mocosos...es decir, los niños, rondando por las calles, como suele pasar...¡Calma al fin!

Pero su celebración no duró mucho, al notar que una figura roja casi en su totalidad pasó por su lado, con un traje muy sugestivo que solo hacía pasar por su cabeza que se trataba de una mujer...o un travestí. Esperaba que solo sea la primera opción. Girando un poco su cabeza, las curvas formadas de la persona hacía pensar de que efectivamente, se trataba de una mujer, que parecía tener curiosidad en la casa tétrica de esta calle, y por pura curiosidad, sintió que debía entrar, esperando a que ella lo hiciera primero. Al ver que ella entró, decidió que era momento de pasar también, sintiéndose más avergonzando al notar que todos los que se encontraban allí fijaban su vista en él, sobre todo, por el traje que llevaba puesto.- ... -Y en completo silencio, tomó el bate para que repose en su hombro, amenazando con su mirada para que nadie lo observara. Tras evitar de nuevo las burlas, comenzó a pasar por los rincones de la casa, mirando al techo un tanto distraído.

La noche era oscura y cerrada. Habia luna llena, asi que se suupondría que debia haber bastante luz, pero la gran cantidad de nubes la ocultaba, dejando la tierra en una penumbra fantasmagórica. Caminaba por la calle sin muchas ganas, pues llevaba todo el dia fuera y queria dormir, pero algo llamó mi atención. Algo que no pude ignorar

¡Un Litwick!

Un pequeño Litwick comenzó a flotar justo delante de mi y de pronto se fue volando. No necesité ninguna otra provocacion. Salí corriendo detrás de aquel pokemon, mientras sacaba la pokedex y trataba de recabar algo de información. La calle por la que me llevaba el pokemon fantasma estaba adoquinada, y las farolas, viejas y sucias, no daban la suficiente luz como para alumbrar la calle. Sin embargo no presté ninguna atención a estos insignificantes detalles y seguí corriendo. Mi mochila daba tumbos y me impedía correr bien, pero ahi era donde llevaba todo. Mientras perseguia al pokemon fantasma y sin saber siquiera donde estaba una voz retumbo en mi cabeza

(Oye Rojo... esto me da mala espina. Nos estamos acercando a la rivera, y acuerdate que esa zona daba mal rollo incluso de dia)

Era mi Bulbasaur, que estaba bastante asustado, cosa que no podia negar. Sonrei mientras realizaba un giro de noventa grados en una esquina y estaba a punto de resbalarme y caerme

(Oh vamos, Farone, no sabia que eras tan "cobaaaarde")

Pude notar como mi Bulbasaur se enfadaba y me transmitia imagenes de lo que me haria si le sacaba en aquel momento de la pokeball. No pude evitar soltar una pequeña risa.
Litwick se paro en seco y me hizo un quiebro, con lo que tuve que frenar y volver a correr tras de el. Pase al lado de un par de personas, un hombre de pelo negro que daba bastante mal rollo y una muejr de rojo, sin prestarles la mas minima atencion e incluso esquivandolos, pues estuve cerca de llevarmelos por delante. El pokemon salvaje se puso en la copa de un arbol, al cual trepe, no sin dificultad, y de ahi, paso a una ventana. Obcecado por atrapar a aquel pokemon, me lancé sobre el y este, astuto, se aparto en el ultimo moemento, profiriendo una risa fantasmagorica. Atravese la ventana y mientras gritaba, cai al suelo dentro de una casa.

A-ay...  ha dolido...

Mientras me levantaba del suelo, rodeado de cristales rotos, escuche la peor frase que podia escuchar en ese momento de parte de Farone

(... Te lo dije...)[/color]

La rubia, que estuvo apoyada en un muro desde que entró, los miró a todos con una ceja alzada. Desde aquél muchacho con un traje de Umbreon hasta el otro que se lanzó desde la ventana al piso, revoloteó los ojos y dio una pisada fuerte estremeciendo la madera -¿Nadie va a decir de qué va esto? De pronto todos se han vuelto aburridos- Murmuró mientras le hacía una seña a su Braixen para que salieran de el lugar, dirigiéndose a la puerta luciendo claramente enfadada. Cuando giró la perilla y salió de la casa, se vio en la entrada nuevamente, sin saber muy bien que pasó. Hizo lo mismo dos veces, terminando completamente confundida, pero no dijo nada. Y supuso que todos lo habían visto, porque ella abrió la puerta y salió de lugar dos veces, volviendo a entrar en contra de su voluntad dos veces más, sin siquiera haberlo hecho ella misma -¿Qué coño pasó?- Miró la puerta, y después a todos en la sala, esperando que alguien dijera algo.

No obtuvo la respuesta que buscaba, Levi siempre fue una chica temperamental, y cuando no tenía lo que quería podría armar un gran alboroto -¿Nadie va a decir nada?- Preguntó asesinando a todo el mundo con la mirada, respirando profundo para poder calmarse, se sentía encerrada después de todo. Plue jaló ligeramente del traje rojo, para tranquilizar a su entrenadora, porque la rubia sería capaz de quemar todo el lugar si se enfadaba -Muy bien, como todos son sorpresivamente mudos solo me queda una opción- Observó a Plue primero, luego a las paredes de la casa, para sonreír como si un tornillo le faltara -Vamos a quemar la casa para salir de aquí, Plue- Dictaminó finalmente, sin rastros de duda en su voz.