[Privado] Misterios en la Torre Pokémon

Bien, ya era hora de salir a conocer el mundo, y que mejor que empezar cerca de casa. Darkdust City, una ciudad misteriosa y según muchos, algo embrujada ¿en serio? Pues ha de ser muy entretenido vivir ahí. La pequeña Riolu fue a verlo por si misma, claramente la veía como una ciudad totalmente apagada con un toque de fúnebre; hacia falta ella para alborotar las cosas por ahí, pero antes, a inspeccionar el lugar por su cuenta. Todos en ese lugar se veían normales... por así decirlo, pero ciertamente las apariencias engañan. En esa ciudad era difícil decir si era de noche o de día, siempre le parecía igual de gris el cielo.

La Riolu caminó y caminó, sin nadie que le persiguiese y extrañamente sin causar alboroto; sólo quería ver el lugar. Llegó a donde parecía ser un edificio enorme, como una torre. Se veía tétrica e interesante, por lo que se adentró en el lugar. Se podía sentir aquel gélido viento que te recorría la espalda con sólo entrar. Bueno, eso no le impedirá que no vea que tal, con suerte puede que encuentra su lugar perfecto para llevar a cabo sus bromas. Claro, no era seguro que habría gente que entrara siempre ¿no?
Recorriendo los amplios pasillos de la torre, la pequeña Riolu se sentía vigilada; no por un humano, de eso era seguro, así no se sentiría si fuera así. ¿Un Pokémon? Lo mas probable, a veces detestaba poder usar la telepatía, le hacía presentir cosas que no deseaba.

Eso podría llevar a cualquiera a imaginarse cosas que no están pasando ¿no? pues no, les hace sentir aquello que la gente común no puede, sentir aquello que sólo tú sabes que esta ahí y el por qué. Sentir aquellas presencias le hacían sentir incómoda, por lo que volver a la ciudad no era una mala opción. Regresando por donde había venido, intentaba llegar lo más pronto a la salida, sin embargo no la encontraba, es más, no encontraba ninguna puerta que no fueran las que estaban en los pasillos. No quería adentrarse más, quería salir, pero al parecer no le permitían aquello. — ¡¿Quien demonios son ustedes?! ¡Si quiero salir lo haré! ¡Aunque sea por las malas!— gritó tanto como pudo, haciendo eco en el lugar.

Sus responsabilidades como líder de gimnasio lo demandaron a que explorara toda la ciudad, debía hacerlo, aún si odiaba responsabilidades como esas. La ciudad se encontraba muy en calma, probablemente por enterarse que el líder del gimnasio estaba libre paseando por la ciudad y de un terrible humor que mandaría de una patada a dormir a cualquiera que se atravesara en su camino. Ni una sola alma o ser existente pasaba por los lugares, todo era tan callado, como le gustaba al pelinegro, ese silencio que calmaba su cabeza y su cuerpo de todos esos problemas que siempre parecían joderlo todos los días.

El cielo se teñía de un color gris agradable para su vista, el viento jalaba las nubes con suma violencia y soplaba a su vez una ventisca cruel que enfriaba todo a su paso, impidiendo ver al entrenador siniestro con claridad, y a duras penas podía mantenerse de pie, su pereza era tanta que no le daba ganas de poder caminar más. En la Casa Embrujada no encontró nada, y mucho menos en las calles, por los gimnasios de esa ciudad, menos. Solo quedaba un solo lugar por visitar: La Torre Pokémon. El lugar parecía tenía un ambiente extraño para cualquier visitante, y era una de las principales razones por las cuales la ciudad no tenía muchos turistas, pues se decía que ese lugar se encontraba maldito y que unas serie de asesinatos fueron cometidos en ese lugar.

No se encontraba de buen humor para poder ir allá, pero, ¿Qué más daba? Era el último sitio que debía visitar y con ello terminaría todo. Suspiro, ya no había vuelta atrás y luego de eso, podía irse a casa a beber un buen café y a fumar un cigarrillo.- Que pesado... –Dijo para sí mismo mientras caminaba, encendiendo un cigarrillo para calmar esas ansias de acabar ya su labor. Estando adentro, miró a todos lados, escuchando ruidos extraños a lo largo de los pasillos, “Mierda”, era lo que pensaba, corriendo hacia allá para ver que sucedía, pero no había nada de nada, solo pura oscuridad y una gran cantidad de polvo que nublaba su vista.- ¿Pero quien mierda anda por aquí? –Tosió por la nube de polvo que se levantó de la nada, impidiendo que pueda ver con claridad mientras se acercaba a pasos torpes hacia una figura que parecía estar gritando.

— ¡Destruiré todo!— gritó a todo pulmón.. o algo parecido. La Riolu comenzó a tomar objetos al azar, cualquier cosa que se encontrara a donde fuera que caminara. Arrojaba con agresividad las cosas contra las paredes y suelo. Haciendo mucho ruido y destruyendo la inmobiliaria del lugar. Con cada golpe que daba en el suelo levantaba una ligera cortina de humo, se notaba que no aseaban el lugar, seguro nadie se encargaba ¡Y se nota! Hay telarañas. Tosiendo un poco por el polvo, logró detectar a alguien más, escuchar la voz de un humano. Debía serlo, ese aura era único de los humanos, pero bien podía ser engañada por lo que sea que habita en esa Torre.
Para mayor precaución, espero un poco a que lo que sea que fuera -el polvo no le dejaba ver bien- se acercase y entonces era cosa de atacar. Tomó un florero que parecía intacto, observó con cuidado y ¡Ahí! ¡Justo al frente apareció una figura borrosa! Entonces la Riolu lanzó el florero en contra de aquella figura extraña.

El polvo se disipó por completo, dejando al descubierto a ambas figuras; al Pokémon y al humano. ¡Buf! Menos mal que si era un humano, ella ya lo sabía. Mist volvió a su postura calmada, aunque por dentro estaba desesperada por salir no había porque mostrárselo a un humano. "¿Me habrá escuchado?" pensó. No estaba segura de sí o no, sólo para ver si debía usar la telepatía o hacerse pasar por un Pokémon normal. ¡Nah! Es aburrido pasarse por un Pokémon normal. — Vaya, vaya. No esperaba que un humano se atreviera a entrar aquí.— dijo tranquilamente, observándole sin interés. A punto de decir algo, un chillido agudo invadió el lugar, obligando a cubrir oídos con tal de disminuir la frecuencia. Un viento gélido también invadió el lugar ¿Así o más extraño? Era cosa de la Torre o de un Pokémon, o de ambos. Lo que Mist sentía le hizo erizar su pelaje, alguien le estaba jugando una mala broma. — ¡Ya basta!— gritó. — ¡Tú!— se dirigió al humano. — Llévame a la salida de este lugar extraño.—