Tangled (Privado. )

Una sonrisa suave se posó en sus labios al ver tal entrada, la puerta con barrotes de metal marcaba la separación de espacios, cuando cruzara el umbral entraría a otro lugar o eso era lo que ella se imaginaba, un paraíso de las flores en donde ella iría a investigar los secretos que ocultaba. Todo lo que hacía era como un rito, siempre la misma idea rondaba su cabeza a la hora de adentrarse a el jardín de Blossom, obviamente ella no iría a aquel santuario sin una buena razón… Obviamente era algo que no le contaría a nadie, un secreto que cuidaba recelosamente dentro de su mente.

Caminó con una libreta en la mano, mirando todo a su alrededor, le encantaban las flores, al punto de quedar embobada unos buenos minutos mirando una, sus colores ¡La textura! Todo llenaba sus sentidos inspirándolas, de esta forma se entretenía buscando una que le llamara mucho la atención.
No sabía cuánto tiempo llevaba allí, en medio de la vegetación, sin embargo no se iría hasta obtener lo que quería. La chica soltó un resoplido mientras fruncía el ceño ¿Es que no encontraría nada? Soltó un quejido, para luego tirarse sobre la fresca hierba cerrando sus ojos, quizás tantos colores la aturdían…
Cuando al fin los abrió pudo verla, aquella flor, una que solitaria crecía en un árbol ¿Qué haría allí? No le importó y de un salto se levantó, dispuesta a trepar si era necesario. Con esfuerzo (Porque era una debilucha) subió entre jadeos, notando lo alto que se encontraba, realmente tenía que tener cuidado… Miró la flor, para que luego sus ojos brillaran intensamente, la había encontrado.

—Eres perfecta — sonrió mientras sacaba una libreta y un lápiz para comenzar a hacer un boceto

Miró el resultado, frunciendo el ceño ¡No era lo que quería! Tomó con fuerza la hoja, arrugándola, para luego tirarla hacia el piso, obviamente luego las recogería, pero ahora debía centrarse. No supo cuánto tiempo la vio, pero nada de lo que hacía parecía ser de su gusto ¿Sería que la Flor era muy perfecta? No lo entendía.

Lanzó una vez más otro boceto, al parecer crearse un traje nuevo sería mucho más difícil esta vez, porque sí… ella misma se hacía los atuendos para sus futuros concursos. Un crujido la alertó, haciéndola abrir los ojos. Tragó saliva mientras sudaba frío.

—N-no te rompas — habló en un susurro  mientras sus manos se agarraban estúpidamente a la rama del árbol y sus ojos soltaban unas lagrimillas — Te lo ruego, no lo hagas, no...

El crujido pareció unirse a un pequeño movimiento hacia abajo, al parecer la señorita gravedad se haría presente. Su cuerpo se aferró (estúpidamente) a la misma rama, mientras su mente rogaba que la caída no la matara, porque si, era una exagerada.