Dragón VS Dragón, el poder absoluto (Priv. Marin Le'Blanc)

Jack esta vez solo, viajaba por el cielo de Khannos sobre su Dragonite, dirección al primer lugar que visitó al llegar, era bastante tarde, la noche empezaba a caer, pero el cielo estaba despejado y la luz de la luna que empezaba a asomar producía un efecto relajante al viajar por el cielo. Quería pasar un tiempo solo, relajado con sus pokemon. Y que mejor lugar para eso, que el santuario de Alexandrite Valley. -Ya hemos llegado.- Se dijo a si mismo cuando noto como Draqui empezaba a descender en altura. Finalmente aterrizo sobre el normalmente tranquilo santuario, en el que una vez sufrió el ataque de dos pokemon salvajes, cuyo segundo pokemon acabo formando parte de su equipo. -Bueno, hora de salir.- Lanzo las pokeballs al aire y saco de ellas a Dine, su Deino; Kralge, su Skrelp; y Gabe, su Gible. Estaba junto a un pequeño lago que había en el santuario para que el pequeño Skrelp pudiera nadar libremente por ahí, aunque lo mantenía vigilado, era un pokemon conflictivo, y estaba seguro que sería aún peor cuando evolucionara, pero era un reto a superar, ademas, era poderoso. -Que tranquilidad se respira aquí cuando no te ataca ningún pokemon.- Dijo a la vez que miraba de reojo al Gible, el cual al notar la mirada de su entrenador, miró hacía otro lado para disimular, lo que hizo que Jack riera un poco.

En ese momento se encontraba sentado cerca del lago, viendo como Gible corría de un lado para otro, Skrelp perseguía a algo dentro del agua y tenia a Deino tumbado a su lado con la cabeza apoyada en su pierna dejándose acariciar. Mientras tanto Dragonite sentado apoyado en una roca grande durmiendo a pierna suelta por el agotador viaje. -Me pregunto si conseguiré lo que mi padre me pidió, es algo que llevo bastante preguntándome, confío en vuestra fuerza, pero no se si mis habilidades serán lo suficiente buenas como entrenador.- Dijo bajando la cabeza. La tranquilidad del santuario en la noche podía ser rota fácilmente por cualquier sonido, obviando los ronquidos de Draqui. Y eso hizo que Jack mirar un momento hacía los lados, había escuchado una pisada, y no había sido de ninguno de sus pokemon, alguien o algo se acercaba. Pero mantuvo la calma por el momento.

Qué aburrido se estaba volviendo todo. Yato no le había dicho que ser líder era estar confinada a encerrarse en Alexandrite sin salir a ningún lado, nada de misiones donde utilizar sus armas, aunque estando en el pueblo podría evitar que fueran los entrenadores tontos a retarla, gracias a que ya tenía ganada a la gente que se encontraba allí. Por ahora, lo único que restaba era entretenerse viendo cómo todos la adulaban y trataban de heroína cuando sólo había salvado al pueblo por cosas egoístas.

Soltando una suave risa, caminó por los lares del Santuario, jamás había ido allí quizá porque dentro de ella sabía que no era lo suficientemente pura como para pisar el lugar. Pero ahora le daba igual, quería sentir que profanaba algo, ¿y qué mejor lugar que ese? Un espacio de “pureza” y tranquilidad.

Sus tacones hacían sonido por cada escalón que subía, los cuales eran demasiados, pero ya estaba totalmente acostumbrada, incluso le encontraba diversión a dar largas caminatas, por eso le gustaba hacer que sus retadores caminaran hasta la entrada de su gimnasio, para que se agotaran porque seguro y no era algo que hacían siempre. Marin bien podría sacar a Altaria para pasear por allí, pero bueno, ya estaba a punto de llegar a la cima.

La luz de la luna la bañó completamente, mientras sentía que una extraña tranquilidad la invadía, pero la ahuyentó frunciendo levemente su ceño debía mantenerse firma en lo que creía y si todo sucedía como pensaba, ese lugar sería de su propiedad, porque se lo reclamaría a Yato.

Sin embargo, mientras pensaba en cómo conseguiría lo que quería, una silueta se dibujó a lo lejos, alguien que no lograba ver ni reconocer. Qué extraño, ella conocía a todos y cada uno de los habitantes y ese no le parecía nada familiar.

Vaya… quizá podría divertirse un rato con el sujeto ese, por lo que acercándose a él, vio a sus pokémon que estaban sueltos por el lugar, pero no eran tan impresionantes como para sorprenderla. Bostezó un poco, hasta que el chico volteó para ver quién era la que paseaba por ahí. Y cuando su mirada se posó en ella, Marin empezó su show con una sonrisa tierna y amable.

―Hola, joven ―saludó con su voz dulce―. Perdona por interrumpirte, pero yo cuido este lugar y me parece que es bastante tarde para que el Santuario tenga visitas tan inesperadas.

Esperó a la reacción del joven, quien escuchaba sus palabras que eran pura palabrería barata, pero nadie jamás lograba reconocer. Por lo que se acercó a él y su cabello de color extraño era bastante parecido al de ella, por lo que soltó otra risita inocente.

―Lo siento, es que tu cabello se parece al mío ―dijo cuando terminó su risa―. No me he presentado, soy Marin Le’Blanc, la líder dragón de este lugar, y me parecen sumamente adorables tus pokémon dragón, se nota que te tienen bastante cariño ―mintió―. Han de ser bastante fuertes por el lazo que tienen contigo. Mis pokémon igual son así, aunque mi Dratini es algo juguetón… ¿Tú quién eres? Si no tienes algún asunto pendiente aquí, creo que es hora de que ambos nos retiremos.

Las pisadas se hacían cada vez más claras, la persona que estaba caminando hacía allí al final resultó ser una chica, joven, de una edad más o menos parecida a la del propio Jack. Ademas de sus cabellos, aquellos ondulados de colores anaranjados, de forma diferentes, pero de colores parecidos. La chica se fue acercando poco a poco, y tanto Jack como los pokemon, exceptuando a Deino por ser ciego, y Dragonite por estar básicamente, durmiendo como si le fuera la vida en ello.

La chica empezó a hablar y Jack escuchaba atentamente, pero se extraño bastante por el comportamiento de sus pokemon, normalmente, Skrelp y Gible hubieran intentado atacarla, bueno, atacarla, molestarla, pero estaban paralizados en el sitio, sin moverse, eso era algo extraño en ellos. -No sabía que hubiera horario de visita en este lugar. No vi ningún cartel.- Contestó él ante las palabras de la chica.

Durante un momento se empezó a reír, para luego seguir hablando, empezando haciendo alusión al parecido del color de ambas cabelleras. Justo después de eso se presento, resultó que era la líder de tipo dragón de esa ciudad, Jack sabía que había un líder de tipo dragón allí, pero no esperaba encontrárselo. Ademas, también se presento como Marin Le'Blanc, luego menciono cosas sin importancia de las relaciones con los pokemon para terminar preguntando quien era él, Jack.

-Mi nombre es Jack Balduis, vengo de la región de Kanto con un objetivo, convertirme en el mejor entrenador de dragones de la región, y campeón de la liga.- Dijo sin tapujo alguno, sabía que muchos tacharían sus palabras de soñador, o loco. Pero no le importaba, y menos aún, cuando la persona que tenía en frente era su rival en dos aspectos, tanto para poder ser campeón de la liga como para poder ser el mejor entrenador dragón, tenia que derrotarla. Y Jack tenía eso muy presente, su mirada se ilumino levemente por ello, tenia la vista clavada en ella, aunque empezaba a pensar que había algo raro.

"Necesito poder comprobar su fuerza, y sus intenciones. Me es demasiado extraño que Gabe y Kralge se hayan comportado así con ella." Pensó para si mismo y saco las pokeballs de los pequeños dragones, para guardarlos. -Entonces has dicho que eres la líder de aquí. No parece que haya nadie más por los alrededores, y no me gusta perturbar la paz de este lugar. Pero... necesito comprobar tu fuerza.- Le dijo de repente y se llevo dos dedos a la boca para silbar. De repente en la zona cercana se escucho un sonoro bostezo de algo despertándose. Y luego unas fuertes pisadas. Por detrás de Jack aparecía Dragonite caminando despacio aún con cara de dormido. -Entonces, ¿aceptas el reto? Uno contra uno, un solo pokemon.-

Aquel chiquillo parecía creerse bastante listo, además de que su rostro parecía estar extrañado por alguna razón, Marin observó a los pequeños dragones, quienes parecían estar sorprendidos a su presencia. Mostrando una sonrisa, se divirtió que aquellos pokémon parecían notar que había algo raro en ella. Cosa bastante común, pues al haber domado los dragones que protegían su castillo, ellos debieron de haber notado su presencia más fuerte, o quizá su naturaleza mentirosa. Quién sabe. Por el momento los ignoraría, total, no era de su interés lo que les sucediera a ellos.

El modo de presentación de Jack le fue bastante molesta, el mocoso se creía grande y poderoso, sus humos estaban demasiado altos y alguien debía bajárselos, pero no valía la pena su tiempo. Qué chico más aburrido, pensaba que podría entretenerse más pero al parecer estaba tan vacío como cualquier persona. ¿Dónde estaba la gente interesante? Como Yato, Hanami… Cada día la humanidad se hacía más y más aburrida.

Por lo menos, el chico parecía gustarle la batalla, queriendo comprobar la fuerza de la joven líder. El silbido siguiente le molestó el oído aunque después llegó un Dragonite bastante adormilado a su lado, para después retarla como si se tratara de una chica común y corriente.

―Vaya… normalmente no acepto retos que no sean a mi gimnasio ―comentó la joven con una mirada preocupada―. Pero siempre hay una primera vez, ¿no?

Sonrió misteriosamente, mientras sacaba de su bolsa una pequeña pokéball, mientras presionaba su centro y ésta se hizo más grande. Su Garchomp se encargaría rápidamente de él porque, ¿qué tan buen entrenador sería? Si su presencia y fuerza de voluntad fueran más fuertes que la de ella, sus pequeños pokémon no se hubieran visto intimidados.

―Así que, ¿campeón de la liga? ¿A tan poca edad? Entonces, supongo que vendrás en algún momento a mi gimnasio ―susurró mientras lanzaba la pokéball hacia el cielo―. ¡Garchomp, ve y enséñale un poco la fuerza que tenemos en este lugar!

Su pokémon salió mientras aterrizaba en el suelo con sus dos patas, haciendo que temblara con ligereza la tierra alrededor de los dos entrenadores. Garchomp se acercó dos pasos a Jack, pero la chica tan sólo levantando un brazo hizo que se detuviera el dragón.

―Iniciemos suave, Garchomp ―dijo la chica―. Utilicemos Garra Dragón ―comandó mientras bajaba con lentitud su brazo, y el aludido rugió para después dirigirse con velocidad al Dragonite rival.

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'Batalla' :

La chica acepto el reto que Jack había propuesto, lo cual le hizo sonreír levemente, era justo lo que esperaba, en el fondo no esperaba ganar, después de todo aún era un principiante y ella una líder de gimnasio, estaban a niveles muy diferentes, pero no podía simplemente esperar a mejorar, tenia que ver a que se enfrentaba primero, comprobar la fuerza de esa líder era algo importante. La chica saco un Garchomp, un dragón terrestre de gran poder. Lo cual hizo que Jack pensara momentáneamente en Gabe, su Gible, algún día tal ver alcanzaría esa forma.

-Sabía que ibas a decir algo así, se que soy joven, no lo voy a negar. Pero tengo fuerte voluntad. Y sí, obviamente iré a tu gimnasio en su momento. Ahora Dragonite es mi mejor pokemon y compañero, cuando te rete oficialmente, me veras aparecer con un autentico equipo.- Dijo mientras hacia una seña con la mano para que Draqui se pusiera al frente para luchar.  Ambos movieron la cabeza de arriba a abajo confirmando la situación, tenían que ponerse serios, aquello no iba a ser un juego de niños.

La chica hizo el primer movimiento de la pelea, ordeno a su Garchomp que usara garra dragón, era un movimiento eficaz en ese caso, el pokemon de la líder se lanzó sin dudar a por el pokemon de Jack, el ataque golpeo perfectamente, aunque Draqui intento defenderse, la fuerza de ese dragón de tierra era asombrosa. "Mmm... hay algo que no encaja..." Pensó para si mismo aún extrañado, era un firme pensador de que a través de la batalla los sentimientos y deseos de las personas podían entrelazarse y comprenderse... pero había algo que aún no comprendía.

-Draqui, ¿estas bien? Eso no ha sido para tanto, vamos a enseñarle lo que tenemos.- El pokemon soltó un pequeño sonido de confirmación y puso rostro serio a pesar de que le dolía el anterior ataque. -Alza el vuelo para que le sea más difícil atacarte, aprovecha esa ventaja, y lanza Rayo hielo.- Dijo de forma calmada, pensando en algún tipo de estrategia rápida a corto plazo, por suerte, estar enfrentándose a su mismo tipo, le daba conocimientos sobre sus debilidades, aunque el dragón seguía siendo efectivo contra el dragón, el hielo le ofrecía mejor cobertura aunque lo odiara.



PV: 40/60
Daño recibido: 15 + 5 Dragón > Dragón

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'Batalla' :

Le oyó mientras sonreía con tranquilidad, realmente le daba igual la batalla, ella tan sólo hacía su papel de inocencia pura que siempre funcionaba, así se iría más rápido y buscaría otra persona para molestar. Quizá debiera ir a Skyblue Port a visitar un rato a Yato, él sí que era entretenido cuando se enojaba por la mención que la joven hacía respecto a la pareja de su líder… Qué divertido.

―Espero con ansias tu regreso a Alexandrite por tu reto ―dijo jovialmente cuando Jack terminó de hablar―. Será entretenido tener a un amante de los dragones como yo, ciertamente ellos son un encanto, pero la gente a veces piensa que son algo salvajes, nuestros pokémon sólo necesitan alguien… que los domestique.

Garchomp, con su típica fuerza bruta, fue hacia el encuentro con el Dragonite y con sus gruesas garras que dieron directo en el rival, quien retrocedió intentando defenderse del ataque. Sin embargo, no funcionó contra la potencia que llevaba el dragón feroz.

¿No había sido para tanto el ataque de Garchomp? Quizá debería empezarlo a tomar más en serio, pero después se tranquilizó pensando que no importaba el resultado, aquel mocoso inflado jamás llegaría a ser campeón. Soltó una risa disimuladamente, mientras pensaba en cómo sería el chiquillo cuando alguien más fuera campeón, pero ella se encargaría de que nadie obtuviera su medalla.

Elevándose en el cielo, el Dragonite tomó aire para expulsar un Rayo de Hielo, el cual era demasiado efectivo contra su Garchomp. Éste intentó moverse antes de que pudiera impactarle, pero al parecer el tiempo no fue suficiente y el golpe cayó justo en él.

―Garchomp ―susurró mientras veía a su pokémon caer al suelo―. Ay, no. ¡Garchomp! ―mostrando una verdadera faceta de preocupación fue hasta su pokémon mientras sentía su interior revelarse ligeramente, con ganas de hacer sufrir al chico por lastimar a su querido dragón.

Probablemente los dragones en las cercanías sintieron a su líder intranquila, por lo que cuando levanto la vista, a lo lejos se observaban dragones, quienes veían la batalla, asintiendo con respeto a la joven por ir a auxiliar a su pokémon y con algo de molestia a Jack.

―Lamento las visitas inesperadas, supongo que vinieron a ver nuestra pelea, son algo chismosos cuando quieren. Y buena estrategia, Jack, en serio eres un chico fascinante ―mintió con una sonrisa afable, guiñándole para no preocuparlo aunque debería estarlo.

Acariciando ligeramente a su dragón se alejó de él, permitiendo que éste se levantara y viera con fiereza al entrenador y su pokémon. Decidido a dar batalla hasta el final por el honor de su líder.

―Garchomp, relajémonos ―dijo cuando vio el enfado de su pokémon, quien al escucharla sabía que obedecerla era su obligación―. Usemos Roca Afilada, debemos derribarlo.

Soltando un gruñido las rocas empezaron a ponerse a su alrededor, poniendo su parte más lastimosa enfrente, hasta que con otro gruñido salieron disparadas hacia el Dragonite. Y con esto, la joven pensaba en que ese chico sufriría las consecuencias de haber lastimado a su más querido dragón.

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'Batalla' :

Música de fondo. (Dragón warrior theme):

El ataque de Dragonite golpeó directamente al Garchomp haciendo daños importantes. Jack sabía que no se había pasado aprovechando la debilidad de su contrincante, ademas, ella era una líder de gimnasio, por lo tanto debía de estar más que de sobra acostumbrada a estas cosas, y debería saber como responder a ellas. Aunque se la veía preocupada por su pokemon, y al Garchomp realmente cabreado, por su mirada.

-Y en cuanto a lo de antes, tienes razón, los dragones tienen una fuerza y un espíritu que pueden superar cualquier otro tipo, tienen sus debilidades, pero no flaquean en enfrentarse a ellas, conseguir dominar a los dragones es conseguir dominar el mayor poder de este mundo.- Habló Jack.

-Es cierto que muchos de ellos tienen un carácter agresivo y rebelde, hace falta domesticarlos como tu lo dices. Pero yo prefiero referirme a ello, como una prueba de respeto, los dragones realmente solo serán fieles a alguien que sea más fuerte en espíritu que ellos. No siguen a un jefe, siguen a un líder. Para domar a un dragón, tienes que ser uno con ellos y demostrar que tienes más fuerza, por eso muchas veces lucho usando mi propio cuerpo contra ellos.- Explico después.

Después de su larga charla miro alrededor, su combate estaba atrayendo a pequeños pokemons salvajes curiosos, eso le hizo sonreír. Aquellos pequeños debían de sentir un gran respeto por esa pelea para quedarse mirando desde lejos sin acercarse lo más mínimo, casi no los habría ni notado si no fuera porque lo había dicho la líder.

Entonces ella hizo su movimiento, uno bastante acertado, para que Dragonite perdiera su ventaja aérea, las piedras que lanzó iban directas al dragón volador, que consiguió esquivar algunas, pero no todas, las ultimas le impactaron haciéndolo chocar contra un árbol y posteriormente caer al suelo, con un ala herida, no podría volar durante un rato.

-Tienes un fuerte espíritu, y tu Garchomp esta bien entrenado, ¿entonces porque te contienes? Los dragones son luchadores salvajes, nunca deben contenerse entre ellos.- Mientras hablaba Dragonite se levantaba del suelo mirando a su rival. -Yo no pienso contenerme, vamos Draqui, demostremos el poder de los guerreros dragón.- Los ojos de Jack y Dragonite cada vez se parecían más, los ojos de ambos se estaban afilando, volviéndose más y más agresivos y más reptilianos. Símbolo de su fuerte vínculo. El dragonite asintió con la cabeza y un sonido, no necesitaban preocuparse el uno por el otro, llevaban tanto tiempo juntos, que habían comprendido las fuerzas y limitaciones con solo mirarse un momento, no necesitaban preocuparse, porque prácticamente eran un solo ser.

Jack miro al pokemon un momento y asintieron ambos con la cabeza sin decir ni una palabra, entonces el Dragonite, sin siquiera levantarse del suelo, estando aún a cuatro patas, empezó a cargar energía en su boca y justo antes de dispararla, entonces Jack habló. -Hiperrayo...- El ataque salió disparado con fuerza de las fauces de Dragonite, dispuesto a dar a Garchomp.

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Las palabras de Jack le daban una ligerísima curiosidad, aquel chico luchaba cuerpo a cuerpo con dragones, cosa que por obvias razones ella jamás haría. Aunque ambos tenían el concepto de liderazgo bastante diferente, pero ya no discutiría más con él, no valía la pena su tiempo. Ojalá el combate terminara lo antes posible, y Garchomp pareció entender lo que quería decir con eso, éste sería su último golpe, sin importar le resultado.

Cuando el movimiento roca fue hecho, las piedras afiladas que se encontraban en ese lugar se encontraron directamente con el dragón volador. Algunas fallaban, pero las que impactaron dieron en los lugares necesarios para que el Dragonite rival terminara en el suelo de nuevo. Haciendo que una pequeña e imperceptible sonrisa de crueldad se instalara en su rostro. Finalmente lo habían derribado, y su capacidad para volar ya estaba aplastada por esa batalla.

Sonrió ante las palabras del chico, ¿contenerse? ¿Acaso quería darle lecciones de cómo entrenar a un dragón? Soltó una risita burlona, que gracias a la distancia que había no podría escuchar. Aunque algo que le extrañaba era la rara forma que los ojos de ambos tomaban, parecían ser parecidas, pero sin tomarle importancia vio la fuerte relación entre el chico y su pokémon.

―Tranquilo, joven Jack. No es que contenga a mi dragón, pero a nadie le gusta pelear con un Garchomp furioso, créeme que no es una bonita experiencia ―dijo riendo animadamente―. Y me alegro completamente de que tu Dragonite te respete y quiera tanto… Su relación me parece completamente encantadora.

Quizá le parecieran cursilerías y eso, pero sabía que existía, aunque jamás lo admitiera ella se sentía conectada con todos y cada uno de sus dragones, pero el mocoso y Dragonite se veían bastante unidos, seguro se conocían desde hace bastante tiempo…

El pokémon rival se levantó ligeramente, tan sólo su cabeza para cargar energía en ella y lanzarla sobre Garchomp. El Hiperrayo salió, yendo velozmente hacia su compañero mientras la chica contenía su aliento sabiendo que impactaría porque su dragón tenía el orgullo tan alto que no huiría de ese ataque.

Y dando directamente en él, hizo que su pokémon se doblara ligeramente, pero dispuesto a demostrar su valía frente al chiquillo y su dragón. Quedándose parado mirándolos con una furia sin igual, pero contenida por su líder, Marin.

―Tu forma de pelear ciertamente demuestra tu valía como entrenador, joven Jack ―le dijo―. Seguramente llegarás lejos.

Con otra sarta de mentiras, levantó su brazo, diciendo el nombre de su pokémon y éste abrió su boca, mostrando sus enormes colmillos.

―Usa Dragoaliento, Garchomp ―dijo mientras la energía cargada salió disparada.

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Música ambiental (Dragon Force):

El hiperrayo impacto de lleno en el objetivo, pero el daño que pudiera ocasionar no era lo que le importaba a Jack, después de todo, ese tipo de ataque no era efectivo en esos casos, y menos contra otro dragón, sobretodo contra uno como Garchomp, pero hacía la función que necesitaba. Distracción. Durante el tiempo que la polvareda levantada por el hiperrayo que había sido disparado a ras de suelo, podía hacer cualquier cosa sin ser visto, así que sin hacer ni un ruido y sin decir ni una sola palabra, Jack hizo un gesto para indicar que Dragonite prepara su siguiente ataque. Lo hizo sin apenas moverse, solo alzando la cabeza hacia el cuelo, acumulando energía en su boca y disparando algo hacia arriba.

-Me honra que esas palabras vengan de la líder de gimnasio de tipo dragón, me honran mucho, de verdad. ¿Tengo potencial? Eso siempre es lo que me ha dicho mi familia, pero escucharlo de una persona ajena a ellos es gratificante.- Empezó a hablar reclinándose sobre un árbol, Dragonite estaba unos metros más hacia su derecha aún a cuatro patas. -Pero sabes, no creo que este aún a la altura de mis objetivos, tengo mucho que aprender y mejorar, pero no pienso rendirme en mi objetivo, ni pienso dejarme ganar. Porque si para algo he sido criado desde que nací, es para ser el rey de los dragones.-

Apenas unos segundos después de sus palabras el ataque de aquel enfurecido Garchomp que ya no estaba nublado por la nube de polvo disparo el ataque ordenado hacia Draqui, el cual, aunque tenia las alas heridas e incapaces de volar, aun podía usarlas junto a sus cuatro patas para darse un fuerte impulso para saltar muy alto. Con eso esquivo la mayoría del ataque del enemigo, aunque recibió daños en las patas traseras y la cola, pero... aquello no era una evasión. -Recuerda mis palabras.- Sonrió de medio lado, mostrando un pequeño colmillo. -Cuando se trata de dragones, nunca digo las cosas en vano. Es la primera vez que vamos a probar este movimiento. Era de los más fuertes del tipo dragón, ¿verdad?- Sin perder la sonrisa de la cara. Señalo hacía arriba, donde Dragonair se había situado un poco más alto que una esfera anaranjada de gran poder, la que previamente había disparado antes.

Miro a Marin con sus ojos llenos de voluntad, estaba dispuesto a cumplir sus objetivos. Y para ello tenia que pasar por encima de ella, y aunque eso no fuera el combate oficial, era un comienzo. -Cometa...- Empezó a decir, y Draqui adopto una postura como si fuera a golpear con el puño la bola antes de volver a caer al suelo. -Draco...- El puño del dragón golpeo fuerte la esfera de poder que salió disparada directamente hacia Garchomp, la fuerza, sonido y polvo que levanto ese ataque no dejaron indiferente a nadie de aquel santuario. Y después de haber lanzado el ataque, Draqui cayó al suelo de pie, bastante agotado. No podían ver que había sido del pokemon rival, había demasiado humo en el aire. Pero el ataque definitivamente había sido fuerte... era un momento tenso.

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Jack parecía estar bastante seguro de sí mismo, un ego demasiado alto que debía ser estrellado por alguien, claro que ella le daba igual quién fuera, aunque le parecería divertido ver su reacción cuando viera todos sus sueños frustrados en algún gimnasio y si tenía suerte, sería el de ella. Pues sus pruebas estaban hechas para que todos fallaran y nadie lograra llegar hasta retarla, pero si alguien lo hacía sería derrotado o cansado por sus 6 dragones que los esperaban.

El niño quería ser el rey de los dragones, aquel niñato, hasta pudo escuchar la risa de su Garchomp mientras lo decía y los otros pokémon a los alrededores lo observaban algo divertidos, estaría siendo una gran noche para ellos de seguro, no siempre encontraban a su líder en una batalla con un novato.

Su pokémon lanzó su ataque, aunque su Dragonite con astucia saltó usando sus patas para que los daños no fueran severos en él. Y las siguientes palabras del muchacho hicieron que ella lo mirara curiosa, ¿qué iba a hacer qué? La mirada de Jack se clavó en ella, mientras la molestia que sentía empezaba a transformarse por un sentimiento que conocía muy bien, y que no era correcto que sintiera por un novato.

La bola de energía fue golpeada por el puño de Dragonite, mientras la chica rápidamente asimiló la derrota que iba a tener por ese ataque. Su Garchomp ya estaba agotado y con la fuerza empleada para ese movimiento no lo soportaría, así que inhalando lo más que pudo vio cómo su Garchomp era atacado y gruñía de frustración.

Cuando el Santuario se hubo calmado, su Garchomp estaba inclinado, apoyándose en una rodilla mientras intentaba levantarse, luchando contra esa necesidad de caer rendido aunque parecía decidido a no mostrar debilidad. ¡Él era el dragón de la líder! ¿Cómo pudo haber perdido ante ese mocoso? Debieron haberlo dejado luchar con toda la furia que sentía, ¡así seguro no hubiera sido derrotado!

Los pasos de Marin llegaron hasta él, mientras Garchomp esperaba ser reprendido por su líder por la derrota tan vergonzosa que había tenido, pero sólo una delicada y suave mano le acarició su cabeza mientras sentía sus últimas ganas de permanecer con los ojos abiertos, y antes de que los cerrara fue envuelto en los rayos protectores de su pokéball.

La joven sentía sus manos temblar del enojo, todos los dragones alrededor sintieron la tensión de su líder y se retiraron en silencio mientras la veían. Pero una pokémon no hizo lo mismo, en cambio voló hasta Marin con su elegancia característica, pues ella era la Altaria con el honor de estar en el equipo principal del gimnasio.

―Impresionante ataque, Jack ―dijo la joven con voz suave aunque en su interior quería sacar a su Hydreigon para que se encargara de él―. Al parecer sí que me hizo mal contenerme, ¿no? Fue una batalla exquisita y digna de ver por mis otros dragones… y tomaré tus palabras en cuenta, deberé tener más cuidado la próxima vez que vengas a visitarme.

Colocando sus dedos en los labios, silbó y un Salamence apareció en el lugar, mientras veía a Marin con curiosidad y el cariño por el que un hijo tendría a una madre.

―Salamence, ¿por qué no llevas a este increíble entrenador a… otro lugar? ―le indicó―. Y, Jack, déjame hacerte este favor, tu Dragonite parece muy agotado como para volar y llevarte a la ciudad.

Su voz no parecía dejar cuestiones sobre ese tema. Marin deseaba fervientemente que el chiquillo se fuera y ya, antes de que se le ocurriera hacer alguna otra cosa un poco menos hospitalaria de lo que debería. Sonriéndole con cariño se subió al lomo de Altaria, mientras se elevaban un poco.

―Muchísima suerte, Jack. No puedo esperar para verte en las puertas de mi gimnasio… ―dijo y cuando pasó por encima de él, susurró―: si es que logras pasar todas mis pruebas, claro.

Lo miró a los ojos, mientras le soltó por un segundo una sonrisa cruel y superficial, aunque lo hizo tan rápido que lo más seguro es que el chiquillo pensara que lo imaginó. Y así la joven se despidió mientras tomaba vuelo en los cielos para llegar a su castillo.