¡Bienvenidos!
Esta es la región Khannos
Toda una basta y amplia región donde se puede circular tranquilamente, y en paz. Actualmente, algunos pokémon legendario comenzaron a despertar de su largo sueño por una fuerza extraña que los provoca a surgir y causar destrucción.
¿Estas conectado?
Bienvenido Invitado
Conectarse
Estación
Estamos en Otoño
Las hojas comienzan a caer, algunos arboles están cambiando su color y el clima se tiñe de colores anaranjados y rojizos. El frío es cada vez más fuerte, no estaría mal tomar un poco de té y disfrutar de como la brisa se lleva todo.
¿Quien esta en linea?
Los usuarios conectados del foro
¿Quién está en línea?
En total hay 32 usuarios en línea: 0 Registrados, 0 Ocultos y 32 Invitados Ninguno
El record de usuarios en línea fue de 359 durante el Miér Oct 09, 2024 5:41 pm
Ultimos temas
Aqui las ultimas respuestas
Últimos temas
¿Sabias qué...
Datos curiosos del foro
Reproductor
Escuchemos un poco de música
Creditos & Copyright
¡Muchas, muchas y muchas gracias!
Pokémon Khannos ha sido diseñado por el usuario y WM Shia Akatsuki. Las imágenes fueron tomadas de © zerochan. Prohibido la redistribución de códigos e imágenes del foro sin el previo permiso respectivo al Staff.
¡Muchas gracias a Our Source Code y a A Thousand Fireflies por los tutoriales y códigos brindados respectivamente, para dejar el foro como se encuentra en apariencia.
Personajes y conceptos de Pokémon no son propiedad del foro. Pokémon es perteneciente a Satoshi Tajiri y Nintendo.
¡Muchas gracias a Our Source Code y a A Thousand Fireflies por los tutoriales y códigos brindados respectivamente, para dejar el foro como se encuentra en apariencia.
Personajes y conceptos de Pokémon no son propiedad del foro. Pokémon es perteneciente a Satoshi Tajiri y Nintendo.
Gimnasio Hada | Reto.
3 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Gimnasio Hada | Reto.
Recuerdo del primer mensaje :
EQUIPO: Delphox, Crobat, Drapion, Mr. Mime, Joltik y Numel.
Haber quedado a medias de mi reto contra el líder del gimnasio dragón (cuyo rostro ni siquiera llegué a ver) hacía ya casi un año me dejaba bastante cabreado, sentía que al menos una de las medallas de Khannos debía estar en mis manos y, si no era la de los tremendos dragones, sería la de su mayor sufrimiento, las hadas. ─ Éste lugar es maravilloso. ─ con hilo de voz pronuncié aquellas palabras inaudibles mientras observaba la facha del gimnasio hada, imponente y hermoso como ningún otro lugar de Khannos, algo que solo podría encontrar en Calm. ─ Digno de un cuento de hadas. ─ agregué acercándome a las puertas del lugar, altas como ninguna otra y de un detallado muy interesante. Tras apreciar los portones, toqué un par de veces teniendo que esperar tan solo algunos segundos la llegada de un Gardevoir cuyos inexpresivos orbes de un rojo profundo se internaban sobre los propios, como si pudiese leer mis pensamientos a través de la mirada. Poco después, el pokémon me dio paso libre hacia el interior del gimnasio que para mi sorpresa resultó ser una biblioteca enorme, el sueño de cualquier amante de la lectura. ─ Exquisito. ─ pensé justo antes de poder escuchar una profunda y dulce voz en mi cabeza. ─ Si buscas la medalla, no pierdas de vista a Sylveon. ─ susurró y antes de que pudiese notar de donde provenía ésta, sentí como si alguien o algo tomase mi mano izquierda arrastrando la misma hacia delante antes de soltarla con suavidad. Un escalofrío recorrió mi cuerpo luego de observar al pokémon hada quien iba alejándose de mi poco a poco. ─ No pierdas a Sylveon. ─ dije para mis adentros recordando la voz y entonces me dedicaba a perseguir al pokémon.
Mientras seguía al Sylveon, podía observar a un montón de personas inmersas en libros de todo tipo y tamaño, desde Alicia en el País de las Maravillas hasta La Metamorfosis e incluso Bioshock: Rapture. ─ Debería pasar más seguido por acá. ─ pensé cuando una pequeña criatura pasaba frente a mí a toda velocidad, similar a un Poochyena y se perdía entre algunas mesas. ─ Extraño. ─ aquello se repitió, de una u otra forma, al menos otras tres veces, en todas las ocasiones parecía ser que, para ellos, no me encontraba allí o solo era ignorado por lo cual no le di mayor importancia y terminé concentrado en una pequeña puerta que aquel Sylveon había cruzado sin dificultad hacía solo un par de segundos. Al igual que el pokémon, crucé la puerta y ya al otro lado noté una pradera aparentemente infinita, repleta de flores con todos los colores y un cielo mágico. El viento del lugar golpeó mi cabello de inmediato, desarreglando el mismo así como mi ropa que bien había intentado llevar en perfecto estado desde mi llegada al gimnasio. Me habría gustado percibir el olor de las flores pero mis máscara, con aquellas asquerosas pastillas, no me lo permitían. ─ ¿Qué ha sido eso? ─ pregunté al escuchar un ronroneo o quizás un gruñido a no más de tres metros. Se trataba de Sylveon que bien escondido en el césped, me observaba sonriente y parecía querer jugar conmigo. No era mi estilo, pero en vista de que todo esto me resultaba un plan del líder para que pudiese retarle, seguí al pokémon quien sin rumbo fijo (o al menos eso creía yo) me guió en todas direcciones hasta toparme con una enorme columna de cristal. En ella, pude notar la presencia de un sobre que de alguna extraña forma se mantenía pegado. Pensando que quizás esa sería mi primera prueba, acerqué mi mano hacia el sobre y enseguida se desvaneció dejando a su paso una dulce voz femenina que al parecer se dirigía a mi. ─ Saludos entrenador. Nada es lo que parece ser en este lugar; reúne los dos cristales y tráelos para acá. Lo que suceda marcará la siguiente prueba. A veces para ganar, hay que perder. Tenlo presente y muévete con suma libertad. Los buenos acaban siendo los malos y viceversa. ─ Escuché atento hasta la última palabra y fue allí cuando me permití sonreír pensando que quizás tenía la respuesta para aquello. A mis costados, una hilera de espejos surgió de la nada sorprendiéndome en el acto pero sin que me asustase, tras ellos, el Sylveon que hasta el momento solo se encontraba junto a mi observándome, se adentró en uno de ellos a la primera de cambio como si se tratase de un túnel. ─ No pierdas a Sylveon. ─ susurré al igual que la primera vez y me lancé sin pensarlo dos veces hacia el interior del espejo.
No sé cuanto tiempo pasó con exactitud pero ahora me encontraba en un lugar lujoso pero con un aire desagradable más de lo que podía soportar aún llevando la máscara antigas puesta. ─ Y tú... en el Trece... ¡muerta por la mañana! ─ escuché aquel grito, enseguida me coloqué detrás del muro más cercano, me mordí los labios y recordé esas palabras con tal precisión que empecé a temblar sin terminar de creer que en verdad me encontraba en ese sitio. ─ Los... ─ un dolor de cabeza me invade en el acto y caigo de rodillas sin poder respirar. ─ ...Juegos. ─ agregué desviando la mirada hacia una multitud, luego, una especie de podio donde aquel chico era golpeado hasta que la sangre manchaba el suelo y dejaba caer aquella piedra. Mi cuerpo caía directo contra el suelo pero al menos podía distinguir la figura. ─ Peeta. ─ dije antes de desmayarme. 11
Una vez más, despertaba sin terminar de entender donde demonios me encontraba, pero los ruidos de todas esas voces me desesperaban, me coloqué de pie tan rápido como mis músculos me permitían y podía ver a tanta gente que mis ojos no podía concentrarse en una sola persona. Pero no era la cantidad sino las personas en sí lo que me desesperaba, vestimentas ridículas, rostros tan raros que me causaban asco y por sobre todo, charlas muy extrañas. Todo aquello podía distinguirlos, se trataba de la trilogía "Los Juegos del Hambre", no hacía mucho que la había leído por completo y en mi memoria se encontraba fresca la narración de cada libro. ─ Éste debería ser el Capitolio. ─ pensé mientras las miradas de los extraños de me venían encima a lo cual respondí caminando sin más en busca de Sylveon. ─ Allí estás. ─ exclamé al observar al pokémon que no me retiraba la mirada de encima mientras caminaba entre la multitud. En un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba a su lado y le seguía sin pensarlo dos veces, entretanto, intentaba ubicar a los protagonistas de aquella historia lo cual no me tomó mucho tiempo que digamos. Recordando las páginas del libro final de aquella saga, pude trazar un "mapa" mental del escenario y así daba con la ruta que seguían los individuos en su meta de acabar con el Capitolio. ─ Bingo. ─ había dado con nuestra protagonista, Katniss, quien entre un ropaje rarísimo se escabullía en lo que parecía ser una fila para ingresar a esa imponente estructura. Actuando a toda velocidad, me dirigí al primer callejón que observé y tomé por sorpresa a un ciudadano del Capitolio a quien dejé noqueado en el acto con un golpe directo a la garganta, tomé su ropa con apuro y nerviosismo hasta que por fin me encontraba listo exceptuando el color de mi cabello, plateado, que de seguro podría encajar un tanto en el relato. Me había tomado el tiempo necesario unirme al grupo rebelde y pasar junto a ellos desapercibido. 23
Es esta parte de la historia en la cual tiemblo como un pequeño niño, el caos inicia y empiezo a correr como loco, esquivando disparados, explosiones y demás. Puedo divisar a los protagonistas separarse pero solo me enfoco en Sylveon que sigue a Katniss. Mi carrera no es muy veloz gracias a la maldita ropa que llevo encima pero en ningún momento pierdo a mis dos objetivos e incluso me salvo de cualquier daño. Solo pasan segundos, pero estos se convierten en minutos, veo a Katniss correr hacia la mansión entre la multitud y sigo a Sylveon con la poca energía que me resta. ─ Ésta... ─ freno mi carrera en el acto y desvío mi curso hacia la entrada trasera donde sé que algo más ocurrirá. El tiempo pasa con rapidez, puedo escuchar un aerodeslizador por sobre mi cabeza y poco después una serie de explosiones. Sé que el tiempo no es mucho pero sigo con todas mis fuerzas hasta dar con el grupo de sanitarios rebeldes. Puedo sentir como si mi pecho estuviese a punto de explotar pero no me detengo en ningún momento, mi mirada se clava sobre la chica rubia quien está a punto de ir a su muerte y salto sobre ella en el momento justo, las llamas rodean nuestro cuerpos y puedo escuchar como susurra el nombre de su hermana antes de quedar inconsciente o quizás... Muerto. 15
Mi suerte parece ser mejor de lo que esperaba, ahora me encuentro en eso que solía ser el Distrito 12, junto a Sylveon y la joven Prim quien no ha muerto al final de todo y me hace sentir muy aliviado. ─ Supongo que el reto del gimnasio será para otro día. ─ exclamé sonriente mientras la chica retiraba la máscara antigas de mi rostro y observaba con sus ojos envueltos en lágrimas mi rostro demacrado y lleno de cortes. ─ Aún tienes tiempo. Peeta cometerá una locura ─ exclama Prim mientras acaricia mi rostro. Es allí cuando recuerdo mi llegada a éste mundo, Peeta cae al suelo y suelta una piedra la cual sin duda alguna es el cristal de la cual aquella voz hablaba. Eso lo explicaba todo, absolutamente todo. La locura de Peeta no se debía a ese famoso secuestro sino debido a la condición de la piedra. "Los buenos acaban siendo los malos y viceversa.", el efecto era aquel, los giros ocurridos en la narración no era más que el derivado de aquel efecto, de esa simple frase. Enseguida doy un beso en los labios de Prim, mi personaje favorito de la saga y salgo corriendo detrás de Sylveon quien sale disparada hacia una casa muy lejana. Puedo observar a mucha gente llevar una vida "tranquila" luego de que el reinado del Capitolio a terminado pero mi trabajo no ha culminado. Con sigilo, observó el interior de aquella casa por una de las ventanas y noto a un Peeta mucho mayor hablando con una pequeña niña, en su cuello, un collar que al final lleva colgado el susodicho cristal brilla de una forma extraña y me indica que es mi objetivo, pero no es el momento de tomarlo. Al segundo, Katniss llega a la habitación y besa a Peeta en los labios, sus miradas me indican un gran amor, pero cuando se separan, el rostro de Peeta demuestra un gran odio e incluso un aire de sadismo. ─ Sigue queriendo acabar con ella. ─ pienso mientras deseo con toda mi alma entrar y tomar la piedra en el acto, pero algo me detiene. ─ Llevan años juntos ¿por qué no lo hizo antes? ─ una serie de preguntas llegan a mi cabeza y siguen sin respuesta. 24
Pasan las horas y me mantengo allí sentado observando por la ventana a una aparentemente feliz pareja. Solo puedo pensar que en cualquier momento Peeta le asesinará y todo será mi culpa, el miedo empieza a recorrer mis venas y no tengo otra opción que actuar. Por suerte para mi, el hombre abandona la casa unos minutos después sin una dirección fija, es allí cuando Sylveon le sigue como si nada y me escabullo con calma detrás de ésta en búsqueda del cristal. Peeta va de un sitio a otro sin rumbo fijo, durante más de una ocasión pasa a mi lado pero parece no recordarme incluso con mi rostro tan destrozado. En una sexta ocasión, tropiezo con el de forma intencional y coloco mi mano sobre su cuello con delicadeza antes de retirarme como asustado. ─ ¿Se encuentra bien? ─ pregunta como si en verdad le preocupase mi estado a lo que respondo sonriente. ─ Mejor que nunca. ─ y me retiro cuan rápido me es posible del lugar con el collar en mis manos al cual no dudo guardar en el bolsillo de mi chaqueta en el acto. 13
Antes de preguntar a Sylveon como puedo abandonar aquel mundo pues ya poseo el cristal que se me había encomendado buscar, regreso a la casa de los dos protagonistas y subo al segundo piso del a misma tan silenciosamente como me es posible y me detengo en la ventana de su habitación, observo con cuidado a través de la misma y escucho atentamente sus palabras. ─ Me amas. ¿Real o no? ─ susurra Peeta. ─ Real. ─ responde ella y allí suspiro aliviado, todo sigue en orden. Tras esto puedo bajar de la estructura y veo a Sylveon frente a mí, sonriente como nunca antes. ─ Esta ha sido una de las mejores aventuras de mi vida, le agradecerá al líder en cuanto le vea. ─ luego de mis palabras, observo como otro espejo de cristal surge mi costado al igual que en la infinita pradera que me había traído a todo esto y Sylveon ingresa en el con calma. Suspiro y tras dar un vistazo sobre mi hombro, entro en él sonriente. Como si nada hubiese sucedido, regreso a la pradera junto al pokémon hada quien da vueltas a mi alrededor sonriente. 13
EQUIPO: Delphox, Crobat, Drapion, Mr. Mime, Joltik y Numel.
Haber quedado a medias de mi reto contra el líder del gimnasio dragón (cuyo rostro ni siquiera llegué a ver) hacía ya casi un año me dejaba bastante cabreado, sentía que al menos una de las medallas de Khannos debía estar en mis manos y, si no era la de los tremendos dragones, sería la de su mayor sufrimiento, las hadas. ─ Éste lugar es maravilloso. ─ con hilo de voz pronuncié aquellas palabras inaudibles mientras observaba la facha del gimnasio hada, imponente y hermoso como ningún otro lugar de Khannos, algo que solo podría encontrar en Calm. ─ Digno de un cuento de hadas. ─ agregué acercándome a las puertas del lugar, altas como ninguna otra y de un detallado muy interesante. Tras apreciar los portones, toqué un par de veces teniendo que esperar tan solo algunos segundos la llegada de un Gardevoir cuyos inexpresivos orbes de un rojo profundo se internaban sobre los propios, como si pudiese leer mis pensamientos a través de la mirada. Poco después, el pokémon me dio paso libre hacia el interior del gimnasio que para mi sorpresa resultó ser una biblioteca enorme, el sueño de cualquier amante de la lectura. ─ Exquisito. ─ pensé justo antes de poder escuchar una profunda y dulce voz en mi cabeza. ─ Si buscas la medalla, no pierdas de vista a Sylveon. ─ susurró y antes de que pudiese notar de donde provenía ésta, sentí como si alguien o algo tomase mi mano izquierda arrastrando la misma hacia delante antes de soltarla con suavidad. Un escalofrío recorrió mi cuerpo luego de observar al pokémon hada quien iba alejándose de mi poco a poco. ─ No pierdas a Sylveon. ─ dije para mis adentros recordando la voz y entonces me dedicaba a perseguir al pokémon.
Mientras seguía al Sylveon, podía observar a un montón de personas inmersas en libros de todo tipo y tamaño, desde Alicia en el País de las Maravillas hasta La Metamorfosis e incluso Bioshock: Rapture. ─ Debería pasar más seguido por acá. ─ pensé cuando una pequeña criatura pasaba frente a mí a toda velocidad, similar a un Poochyena y se perdía entre algunas mesas. ─ Extraño. ─ aquello se repitió, de una u otra forma, al menos otras tres veces, en todas las ocasiones parecía ser que, para ellos, no me encontraba allí o solo era ignorado por lo cual no le di mayor importancia y terminé concentrado en una pequeña puerta que aquel Sylveon había cruzado sin dificultad hacía solo un par de segundos. Al igual que el pokémon, crucé la puerta y ya al otro lado noté una pradera aparentemente infinita, repleta de flores con todos los colores y un cielo mágico. El viento del lugar golpeó mi cabello de inmediato, desarreglando el mismo así como mi ropa que bien había intentado llevar en perfecto estado desde mi llegada al gimnasio. Me habría gustado percibir el olor de las flores pero mis máscara, con aquellas asquerosas pastillas, no me lo permitían. ─ ¿Qué ha sido eso? ─ pregunté al escuchar un ronroneo o quizás un gruñido a no más de tres metros. Se trataba de Sylveon que bien escondido en el césped, me observaba sonriente y parecía querer jugar conmigo. No era mi estilo, pero en vista de que todo esto me resultaba un plan del líder para que pudiese retarle, seguí al pokémon quien sin rumbo fijo (o al menos eso creía yo) me guió en todas direcciones hasta toparme con una enorme columna de cristal. En ella, pude notar la presencia de un sobre que de alguna extraña forma se mantenía pegado. Pensando que quizás esa sería mi primera prueba, acerqué mi mano hacia el sobre y enseguida se desvaneció dejando a su paso una dulce voz femenina que al parecer se dirigía a mi. ─ Saludos entrenador. Nada es lo que parece ser en este lugar; reúne los dos cristales y tráelos para acá. Lo que suceda marcará la siguiente prueba. A veces para ganar, hay que perder. Tenlo presente y muévete con suma libertad. Los buenos acaban siendo los malos y viceversa. ─ Escuché atento hasta la última palabra y fue allí cuando me permití sonreír pensando que quizás tenía la respuesta para aquello. A mis costados, una hilera de espejos surgió de la nada sorprendiéndome en el acto pero sin que me asustase, tras ellos, el Sylveon que hasta el momento solo se encontraba junto a mi observándome, se adentró en uno de ellos a la primera de cambio como si se tratase de un túnel. ─ No pierdas a Sylveon. ─ susurré al igual que la primera vez y me lancé sin pensarlo dos veces hacia el interior del espejo.
─ EN OTRO MUNDO. ─
No sé cuanto tiempo pasó con exactitud pero ahora me encontraba en un lugar lujoso pero con un aire desagradable más de lo que podía soportar aún llevando la máscara antigas puesta. ─ Y tú... en el Trece... ¡muerta por la mañana! ─ escuché aquel grito, enseguida me coloqué detrás del muro más cercano, me mordí los labios y recordé esas palabras con tal precisión que empecé a temblar sin terminar de creer que en verdad me encontraba en ese sitio. ─ Los... ─ un dolor de cabeza me invade en el acto y caigo de rodillas sin poder respirar. ─ ...Juegos. ─ agregué desviando la mirada hacia una multitud, luego, una especie de podio donde aquel chico era golpeado hasta que la sangre manchaba el suelo y dejaba caer aquella piedra. Mi cuerpo caía directo contra el suelo pero al menos podía distinguir la figura. ─ Peeta. ─ dije antes de desmayarme. 11
Una vez más, despertaba sin terminar de entender donde demonios me encontraba, pero los ruidos de todas esas voces me desesperaban, me coloqué de pie tan rápido como mis músculos me permitían y podía ver a tanta gente que mis ojos no podía concentrarse en una sola persona. Pero no era la cantidad sino las personas en sí lo que me desesperaba, vestimentas ridículas, rostros tan raros que me causaban asco y por sobre todo, charlas muy extrañas. Todo aquello podía distinguirlos, se trataba de la trilogía "Los Juegos del Hambre", no hacía mucho que la había leído por completo y en mi memoria se encontraba fresca la narración de cada libro. ─ Éste debería ser el Capitolio. ─ pensé mientras las miradas de los extraños de me venían encima a lo cual respondí caminando sin más en busca de Sylveon. ─ Allí estás. ─ exclamé al observar al pokémon que no me retiraba la mirada de encima mientras caminaba entre la multitud. En un abrir y cerrar de ojos ya me encontraba a su lado y le seguía sin pensarlo dos veces, entretanto, intentaba ubicar a los protagonistas de aquella historia lo cual no me tomó mucho tiempo que digamos. Recordando las páginas del libro final de aquella saga, pude trazar un "mapa" mental del escenario y así daba con la ruta que seguían los individuos en su meta de acabar con el Capitolio. ─ Bingo. ─ había dado con nuestra protagonista, Katniss, quien entre un ropaje rarísimo se escabullía en lo que parecía ser una fila para ingresar a esa imponente estructura. Actuando a toda velocidad, me dirigí al primer callejón que observé y tomé por sorpresa a un ciudadano del Capitolio a quien dejé noqueado en el acto con un golpe directo a la garganta, tomé su ropa con apuro y nerviosismo hasta que por fin me encontraba listo exceptuando el color de mi cabello, plateado, que de seguro podría encajar un tanto en el relato. Me había tomado el tiempo necesario unirme al grupo rebelde y pasar junto a ellos desapercibido. 23
Es esta parte de la historia en la cual tiemblo como un pequeño niño, el caos inicia y empiezo a correr como loco, esquivando disparados, explosiones y demás. Puedo divisar a los protagonistas separarse pero solo me enfoco en Sylveon que sigue a Katniss. Mi carrera no es muy veloz gracias a la maldita ropa que llevo encima pero en ningún momento pierdo a mis dos objetivos e incluso me salvo de cualquier daño. Solo pasan segundos, pero estos se convierten en minutos, veo a Katniss correr hacia la mansión entre la multitud y sigo a Sylveon con la poca energía que me resta. ─ Ésta... ─ freno mi carrera en el acto y desvío mi curso hacia la entrada trasera donde sé que algo más ocurrirá. El tiempo pasa con rapidez, puedo escuchar un aerodeslizador por sobre mi cabeza y poco después una serie de explosiones. Sé que el tiempo no es mucho pero sigo con todas mis fuerzas hasta dar con el grupo de sanitarios rebeldes. Puedo sentir como si mi pecho estuviese a punto de explotar pero no me detengo en ningún momento, mi mirada se clava sobre la chica rubia quien está a punto de ir a su muerte y salto sobre ella en el momento justo, las llamas rodean nuestro cuerpos y puedo escuchar como susurra el nombre de su hermana antes de quedar inconsciente o quizás... Muerto. 15
Mi suerte parece ser mejor de lo que esperaba, ahora me encuentro en eso que solía ser el Distrito 12, junto a Sylveon y la joven Prim quien no ha muerto al final de todo y me hace sentir muy aliviado. ─ Supongo que el reto del gimnasio será para otro día. ─ exclamé sonriente mientras la chica retiraba la máscara antigas de mi rostro y observaba con sus ojos envueltos en lágrimas mi rostro demacrado y lleno de cortes. ─ Aún tienes tiempo. Peeta cometerá una locura ─ exclama Prim mientras acaricia mi rostro. Es allí cuando recuerdo mi llegada a éste mundo, Peeta cae al suelo y suelta una piedra la cual sin duda alguna es el cristal de la cual aquella voz hablaba. Eso lo explicaba todo, absolutamente todo. La locura de Peeta no se debía a ese famoso secuestro sino debido a la condición de la piedra. "Los buenos acaban siendo los malos y viceversa.", el efecto era aquel, los giros ocurridos en la narración no era más que el derivado de aquel efecto, de esa simple frase. Enseguida doy un beso en los labios de Prim, mi personaje favorito de la saga y salgo corriendo detrás de Sylveon quien sale disparada hacia una casa muy lejana. Puedo observar a mucha gente llevar una vida "tranquila" luego de que el reinado del Capitolio a terminado pero mi trabajo no ha culminado. Con sigilo, observó el interior de aquella casa por una de las ventanas y noto a un Peeta mucho mayor hablando con una pequeña niña, en su cuello, un collar que al final lleva colgado el susodicho cristal brilla de una forma extraña y me indica que es mi objetivo, pero no es el momento de tomarlo. Al segundo, Katniss llega a la habitación y besa a Peeta en los labios, sus miradas me indican un gran amor, pero cuando se separan, el rostro de Peeta demuestra un gran odio e incluso un aire de sadismo. ─ Sigue queriendo acabar con ella. ─ pienso mientras deseo con toda mi alma entrar y tomar la piedra en el acto, pero algo me detiene. ─ Llevan años juntos ¿por qué no lo hizo antes? ─ una serie de preguntas llegan a mi cabeza y siguen sin respuesta. 24
Pasan las horas y me mantengo allí sentado observando por la ventana a una aparentemente feliz pareja. Solo puedo pensar que en cualquier momento Peeta le asesinará y todo será mi culpa, el miedo empieza a recorrer mis venas y no tengo otra opción que actuar. Por suerte para mi, el hombre abandona la casa unos minutos después sin una dirección fija, es allí cuando Sylveon le sigue como si nada y me escabullo con calma detrás de ésta en búsqueda del cristal. Peeta va de un sitio a otro sin rumbo fijo, durante más de una ocasión pasa a mi lado pero parece no recordarme incluso con mi rostro tan destrozado. En una sexta ocasión, tropiezo con el de forma intencional y coloco mi mano sobre su cuello con delicadeza antes de retirarme como asustado. ─ ¿Se encuentra bien? ─ pregunta como si en verdad le preocupase mi estado a lo que respondo sonriente. ─ Mejor que nunca. ─ y me retiro cuan rápido me es posible del lugar con el collar en mis manos al cual no dudo guardar en el bolsillo de mi chaqueta en el acto. 13
Antes de preguntar a Sylveon como puedo abandonar aquel mundo pues ya poseo el cristal que se me había encomendado buscar, regreso a la casa de los dos protagonistas y subo al segundo piso del a misma tan silenciosamente como me es posible y me detengo en la ventana de su habitación, observo con cuidado a través de la misma y escucho atentamente sus palabras. ─ Me amas. ¿Real o no? ─ susurra Peeta. ─ Real. ─ responde ella y allí suspiro aliviado, todo sigue en orden. Tras esto puedo bajar de la estructura y veo a Sylveon frente a mí, sonriente como nunca antes. ─ Esta ha sido una de las mejores aventuras de mi vida, le agradecerá al líder en cuanto le vea. ─ luego de mis palabras, observo como otro espejo de cristal surge mi costado al igual que en la infinita pradera que me había traído a todo esto y Sylveon ingresa en el con calma. Suspiro y tras dar un vistazo sobre mi hombro, entro en él sonriente. Como si nada hubiese sucedido, regreso a la pradera junto al pokémon hada quien da vueltas a mi alrededor sonriente. 13
Aleksandar Brightwood- Élite 4
- Mensajes : 1490
Fecha de inscripción : 16/11/2013
Edad : 28
Localización : Guilty Town.
Re: Gimnasio Hada | Reto.
Joltik [0|40]
Drapion [50|50]
No puedo decir cuan agradecido me sentía en ese momento con Joltik quien aún siendo muy pequeño había dado un gran combate contra el Whimsicott, ambos estaban realmente parejos para cuando ya habían utilizado una buena cantidad de ataques. El hada, al igual que el bicho, estaban a tan solo un golpe de caer debilitados y quedaba muy poco para saber quien se llevaría la primera victoria a casa. Con hoja mágica, Whimsicott atacó con un montón de hojas brillantes a Joltik quien ni siquiera pudo defenderse, eso, sumado al daño recibido por las drenadoras, dejaron al chiquillo debilitado y obligándome así a dar paso a mi segundo pokémon.
─ Has dado un gran trabajo, ahora regresa. ─ exclamé mientras permitía al pequeño pokémon regresar a su pokéball y al mismo tiempo buscaba la de mi siguiente luchador quien de seguro pondría las cosas a nuestro favor. ─ Drapion, es momento de entrar en escena. ─ dije mientras arrojaba la pokéball del pokémon venenoso al medio del campo donde enseguida aparecía y determinaba que el muy herido Whimsicott era el pokémon a derrotar. ─ ¡Utiliza carga tóxica y termina con Whimsicott! ─
Aleksandar Brightwood- Élite 4
- Mensajes : 1490
Fecha de inscripción : 16/11/2013
Edad : 28
Localización : Guilty Town.
Re: Gimnasio Hada | Reto.
El miembro 'Aleksandar Brightwood' ha efectuado la acción siguiente: Dados
'Batalla' :
'Batalla' :
Re: Gimnasio Hada | Reto.
Para vérsela en las últimas, el pequeño arácnido no cedió ni si quiera un instante y continuaba luchando con la misma ferocidad con la que empezó. El duelo iba tornándose fatigoso para ambas bandas puesto que aun teniendo a mano un medio de curación, a Whimsicott le seguía torturando la parálisis que no le dejaba desplazarse como de costumbre pero eso no le impidió acertar en el blanco. Las hojas que invocó detrás suyas volaron sin fin a perseguir a su adversario y otorgarle el golpe de gracia que le brindó a la chica la primera nota del día - Espléndido - dijo dedicándole una sonrisa a su Pokémon a la espera del siguiente contrincante.
El siguiente oponente se trataba de nada mas ni nada menos que de un Drapión, un Pokémon veneno/siniestro que en un principio le daría mas de un problema. Levy le dedicó un vistazo rápido y seguidamente, miró al hada. Tenía la respiración agitada y el cuerpo que le seguía emanando chispas electrificadas - ¡Defiéndete Whimsicott! - dijo esto, el Pokémon reaccionó asustadizo dándole la espalda a su rival y hacer que las pinzas ajenas se hundieran en su frondoso pelaje de algodón. Sin haberlo planteado, detuvo el ataque y la coordinadora vio el momento clave para darle la vuelta y nunca mejor dicho - Eso es, ahora Vendaval - dando vueltas en su mismo eje, utilizó el viento a favor a realizar la técnica aprovechando la situación actual.
10/50
El siguiente oponente se trataba de nada mas ni nada menos que de un Drapión, un Pokémon veneno/siniestro que en un principio le daría mas de un problema. Levy le dedicó un vistazo rápido y seguidamente, miró al hada. Tenía la respiración agitada y el cuerpo que le seguía emanando chispas electrificadas - ¡Defiéndete Whimsicott! - dijo esto, el Pokémon reaccionó asustadizo dándole la espalda a su rival y hacer que las pinzas ajenas se hundieran en su frondoso pelaje de algodón. Sin haberlo planteado, detuvo el ataque y la coordinadora vio el momento clave para darle la vuelta y nunca mejor dicho - Eso es, ahora Vendaval - dando vueltas en su mismo eje, utilizó el viento a favor a realizar la técnica aprovechando la situación actual.
10/50
Levy McGarden- Líder de Gimnasio
- Mensajes : 668
Fecha de inscripción : 24/11/2013
Edad : 29
Localización : Next to you (L)
Re: Gimnasio Hada | Reto.
El miembro 'Levy McGarden' ha efectuado la acción siguiente: Dados
'Batalla' :
'Batalla' :
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» El hada y el demonio [Primer reto de Gimnasio][Gym tipo Hada]
» Reglas Gimnasio Hada
» Are you scared? (Reto Gimnasio)
» Gimnasio Dragón | Reto.
» Detrás del armario... ¡un cuento de hadas! | Reto de gimnasio
» Reglas Gimnasio Hada
» Are you scared? (Reto Gimnasio)
» Gimnasio Dragón | Reto.
» Detrás del armario... ¡un cuento de hadas! | Reto de gimnasio
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Lun Dic 12, 2022 7:08 am por Noize
» Por favor, ¡quedatela!
Mar Feb 08, 2022 5:38 am por Invitado
» Vida, Mucha vida.
Mar Feb 08, 2022 5:29 am por Invitado
» My princess is in another castle? (Reto Gimnasio)
Mar Feb 08, 2022 5:27 am por Invitado
» Innocent Malice ♀♥♀ (AFILIACIÓN NORMAL)
Mar Ene 20, 2015 9:56 am por Invitado
» Before the lights [Élite]
Dom Ene 04, 2015 9:33 pm por Invitado
» # Bloody Rose {Elite}
Dom Ene 04, 2015 11:11 am por Invitado
» Kagerou Rol Project {Afiliación Élite}
Vie Ene 02, 2015 3:38 pm por Invitado